domingo, 6 de octubre de 2013

UN PESTO ANTES DE MORIR

   













 INGREDIENTES                                          
- Brisa portadora de aromas.
- La suerte del jardinero.
-


 Vamos allá. 


 ¿Es legítimo menguar la velocidad de un meteorito que atraviesa el universo tras un obstáculo, alguien entre montañas de papel malhumorado, un pecho agobiado, alguien en nostalgia de luz acomodado? 
Des...sa...so...sie...go...como un tren siempre partiendo del andén de nuestro corazón.Ya no huele a albahaca nuestra estación.
Escalón a escalón, ¿prefieres morir o inmortalizarte?

El amor tiene un carácter especial, de cerca es una auténtica espaldamojada en mitad del río que separa agrado de desagrado, mas de lejos es atractivo como agujero negro.

Lento es el mndo, a él subidos se nos para el alma, pero cuanto desde esta quietud percibimos es un error en cuanto que sin ser falso es relativo, pues si alguna de las partes, mundo o alma, está quieta, las observaciones hechas, aun teniendo cierta aplicación práctica, no son absolutas, no son anhelo, no van más allá de una espiritualidad de máquina expendedora.

Sigo emparentado al niño que con dos piedras cascaba piñones en el Retiro.
También podemos ir mucho más deprisa que el mundo, pero entonces éste es un mero accidente, no el lugar donde se muestran nuestras sombras.
Una sola pasión es suficiente para esta excedida aceleración, se nos multiplican por tres los sentidos, no en alcance sino en número, pareciéndonos la vida un milagro irreconciliable con nuestras burguesía y alta ocupación, como si no fuéramos más que un remedo fiel de lo que podríamos dar de sí, como si a un Síndrome de Rilke le extirpamos el imperativo "Tienes que cambiar de vida".

Pasiones como el amor nos arrastran al paraíso, nos resistimos porque sabemos que allí se sufre más.       Tememos ser arrastrados a la espesura de la libertad y no ser devueltos. En el paraíso se naufraga, y nosotros, como Ulises, queremos oír el canto de las sirenas y salir airosos. Si nos dejásemos llevar no podríamos hacer mapas, ya sea para evitar atolladeros a las generaciones futuras, ya para darle a nuestra experiencia excelencia ISO 9004. Intenta abrir los ojos dentro del poema que tanto te ciega, inténtalo y maja a mortero los ingredientes sin olvidar que, aun una micra, has de añadir sal de la vida. Hay que dejarlo reposar, ergo me quedo quieto, sentado, librando armisticios en silencio.

Como preciosas hojas de otoño danzan más bellas que nunca ante mis ojos las pasiones en recreo absoluto, con sangre de rubor en las mejillas, como Isadoras siempre enamoradas, dispuestas a la carne y al rapto.
Soy su igual, nada hay en sus entrañas de lo que carezca, nada en mis suertes que no les sobre a ellas.
Podremos volver cuanto queramos a este sueño ya soñado y listo para ser soñado de nuevo, como lámina infantil coloreada por primera vez una y otra vez.







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