lunes, 30 de diciembre de 2013

COPAS MIRANDO UNA PUESTA



Fuerte y sin destino se muerde la lengua.
Las secuelas de tener solo una orden y cumplirla van emparejadas a la ingravidez de nuestros intereses; podemos forzar que las cosas se parezcan a nos o imbuirnos en un desconocido y acojonante lo que las cosas sean. De la primera ya sabemos que se acompaña de un sufrir empalagoso, de la segunda, en cambio, solo vemos un cierto tic de negligencia común a todos los que unge.
Es la inmoralidad del espíritu haciendo de las suyas.

Me hubiera gustado crear en mi vida los hábitos del deportista, pero solo compito y combato contra mi, por ser un buen tributo a mi madre, de la que oí por primera vez la palabra inclusa que luego se convirtió en orfanato.
Todo lo que escribo responde a aquella fórmula de presentación que nos enseñaban cuando era pequeño, "...para servir a Dios, a mi madre, a mi padre y a usted". Pero no me centro en el silogismo divino, a mi madre ofrezco mi extraordinario fracaso brillante como la luna, a la tumba de mi padre he amontonado toda la música por componer no vaya a ser que le dé por levantar la cabeza y usted es una lejanía clamando como el eco del arrastre de cadenas.




INGREDIENTES
- Una pizca.
- Un puñao.
- Una miaja.




Vamos allá.



Me acojo a sagrado en la ferviente inconsciencia del enamorado.


Está tan desnudito el sol en sus últimas horas como una Gioconda sin ropa.
Miedo me está dando la madrugada a la que precede, como si fuera a meterme en el cuadro a saciar todas mis hambres.
Soy hombre que mancilla, deseo romper su promesa a todos los hombres.
El sol es mío, pero lo mostraría para vuestra envidia.

La noche es una droga dura, así pues, intento despedirme de todo corazón de la sobriedad poniéndose en el horizonte.

Si Victor Frank me preguntara ahora mismo por qué no me suicido, tendría que responder que porque ya lo hice y no hay enmienda posible.

¿Con sombrero y sin dinero, adonde vas Canaán?
Voy a contar un cuento, tralará, a mi abuelita antes de dormir.
¡Uy, que bien!, me encantan los cuentos, cuenta, cuenta... 

   Erase que se era, que se era que se fue, cuando se fue ya era mucho el tiempo ido sin que Caperuzza hubiere mostrado su virginal tesoro a alma alguna, como si de un mundo ajeno al de la carne y el hueso fueran sus deseos.

   Quiso el azar, el azahar y el bosque, por separado o juntamente, situar en las estribaciones un bello Homelupus, ramificado por el lugar cual hiedra joven, de modo que nada acontecido en el bosque le pasaba inadvertido; supo de una niña a la que llamaban Caperuzza, vigiló sus paseos cantarina por el bosque, la observó cuando simulaba cortar flores y hacer ramilletes hermosos con ellas, codició aquel cuerpo que se le mostró desnudo en los baños refrescantes del verano. Aprendió sus itinerarios y fundó cabaña en los lugares más propicios para un paciente estudio. Inevitablemente supo de la enfermedad de una anciana a la que la niña amaba, cuya casa frecuentaba para dispensarle sus cuidados. Ofreciose Homelupus, por ganar presencia ante la niña, al cuidado desinteresado de anciana y casa a punto de ser devoradas ambas por raíces y ramas.
   Bien vivía la anciana a su cuidado sin que nada le faltará y bien se lo agradecía la niña generosa en sus maneras: tartas de queso, conejos adobados, secretos de niñez, dolencias ocultas…., mostrándose tal como era.
   Relamíase Homelupus en la posibilidad de enamorarla.

  Sufría Homelupus, ¡cuántas veces sus zarpas quisieron zafarse de sí y acariciarla!, ¡cuántas charcos de saliva acelerada tragó con maestría recién estrenada!, ¡cuántas cruzadas libró contra sus atavismos con ansia de derrota nunca alcanzada!, ¡cuántas noches durmió de puro agotamiento!
   Y es que encima Caperuzza le mostraba un especial cariño, con todo su ser inocente le acariciaba, si lo que un solo roce le significaba a la bestia hubiera sospechado, se le hubiera partido el corazón a la chiquilla como parte el tronco tras su conversación con el rayo.
   Muchas más que muchas veces quedó Homelupus a un tris de transmitirle sus deseos, pero nunca nunca lo hizo. 
Caperuzza debía atravesar el bosque camino del pueblo y volver, jugar con otros niños y comer verdura, bañarse desnuda y abrigarse contra el frío, engendrar pequeñas y lindas niñas pelirrojas, hacer trenzas y proteger lobeznos.
   Mas si lo que Dios une no lo separasen los hombres, buena hubiera sido esta negligencia de sus instintos, mandar callar a su erizada cerviz y tragarse su feroz saliva hubiera tenido un final feliz en otro mundo, en otro cuento.

 Crecía regalado por aquellos pagos un príncipe que sería rey que a punto estuvo en una cacería iniciática de emboscar a Homelupus hacía algunos meses. 
Era príncipe de principesca educación: latines, geometrías, música y geocentrismos, amén de las artes de la guerra y la vileza.
   Todos se afanaban por aquellos días en los preparativos de la celebración del quincuagésimo aniversario del futuro rey, encontrándose entre los festejos incluido el desquite sexual con moza cualquiera de su elección.

   Celebrose para atraer gentes de todos los pagos una fantástica feria a la que acudieron todos los comerciantes de oriente, todos los magos e inventores, todos los sacerdotes y meretrices a los que llegó la noticia.

  
Y sucedió lo que todos los que conocían a Caperuzza sabían de antiguo que ocurriría, de que pasta no estaría hecha que todos los que la veían por primera vez no recordaban una impronta tal, unos ojos de tan dulce voz, un valle tan feraz en que solazarse. Todos quedaban perplejos como quien observa una nueva fuente de energía.
   Así, para sí el príncipe la quiso, la señaló con un solo dedo y ante él postraron a Caperuzza. 
Atenta escucho las lisonjas y promesas de una vida exclusiva, lejos de lo que habitualmente hacen las gentes, lejos de los hombres, en el convento cerrado por fuera y por dentro donde retiraban a sus desvirgadas.
   De Homelupus había aprendido Caperuzza a entender como animal encerrado y no se inclinó ni una sola vez. Sucediera lo que sucediera supo en ese instante que nunca más correría por las praderas hasta desfallecer de puro gozo.
   Los lazos de la especie la habían atrapado, estaba donde debía estar, a un palmo de la muerte.
   Sus pensamientos mientras aderezaban al príncipe eran para Homelupus, no podía recordar si le había dicho alguna vez que jamás nadie la quiso tan dichosa y que le quería.
   No está muy claro cómo llegó el lamento entre dientes de la niña hasta Homelupus en apenas unas horas, dicen que el mensajero se daba un aire al rocío y que se notaba que no había hecho fonda. No bien hubo recuperado el resuello y el motivo de sus prisas, contó íntegro el bisbiseo de la niña; después todo fue violento…. 
Por primera y última vez se dejó entrever atravesando el reino en dirección a palacio. Todos a su paso se apartaban, ni los mismos centinelas osaron echaron el alto. 
Encontró en la intrincada oscuridad del castillo la estancia que buscaba y allí mismo, sin perder un segundo, engulló al huésped. No le supo ni bien ni mal aquel príncipe, esperaba a la guardia.
   Nunca entendió como pudo equivocarse de presa.
   Uno aprende a dominar sus instintos por inhibición hasta hacerlos del todo ineficaces cuando son requeridos.
   Gracias en parte a la longevidad de Homelupus y a su estómago faltón y en parte a las artes del más hábil carnicero del reino, aun sin digerir y entera estaba Caperuzza cuando de dos cortes limpiamente la sacaron de aquel caliente lecho de amor.
   De nuevo fue postrada ante el príncipe con ese frío al que ya no pudo acostumbrarse.
   Se conjuró para sobrevivir y bañarse desnuda en el río cuantas veces pudiera escaparse de convento y contar a todos los niños que encontrara hasta ser apresada de nuevo y devuelta a la clausura la verdadera historia de aquel que la devoró. 
Colorín colorado, parece mentira que este cuento parezca verdad.





sábado, 28 de diciembre de 2013

TROPEZONES DE INOCENTES

                                                                                                                                         (B.S.O.)


en elevaciónLos cielos se reproducen por turbulencias y los infiernos por complacencias.
Este comienzo no hay quien lo empeore en pocas lineas, aun así, haremos lo  que podamos.
Lo mejor que le puede pasar a una enfermedad es ser curada, en franca competencia con atribuirle un origen divino; pues inevitablemente aparecerá una cepa mutada que resistirá en adelante el tratamiento prescrito en el primer caso y en el segundo, dado que el dios del mundo es el dinero, la enfermedad es un castigo que no nos incumbe mucho como paisaje.
La enfermedad aquí tratada es un insulto que no podremos mantener mucho más en cuarentena.
Mostremos sus facciones amables o su rostro monstruoso, es una y la misma.



INGREDIENTES
- Un ser que pueda vivir como león y gusano sucesívamente sin merma en su orgullo.
- Una mala noticia: has perdido la guerra.
- Una buena noticia: la guerra ha terminado.



Vamos allá.



"Sólo dejaré salir a las mujeres a pie con lo que puedan cargar, respetando sus vidas y escoltando su huida hasta el puerto más cercano", dijo el emperador Conrado III encolerizado por la resistencia de los güelfos sitiados poco antes de borrar del mapa a sangre, espada y fuego su otrora próspera ciudad.

Al cabo del plazo acordado, salieron las mujeres cargadas con sus hombres y niños, y cuentan que hubo hasta las que cargaron con animales de granja.

Parécennos maravillas estas gestas de valor, ingenio y sabe dios cuantas virtudes más, pero apenas hacemos caso del decorado, la guerra, sitio y destrucción donde se desarrollan, sin reparar en el absurdo de la guerra fuere cual fuere la ganancia.

Tan fortuito como nefasto o ancho ver vidas y solo vidas en cada hombre, mujer, niño o animal, una visión sorprendente sobre los mismos hechos.


Los niños en Bolivia protestan y se levantan contra el gobierno que proyecta prohibir el trabajo infantil; no es antiguo, es actual. No se puede eliminar un servicio social a cambio de nada, es política de tierra quemada.

Los habitantes de Purna en el Pacífico Sur hicieron desaparecer en el mar su isla a pico y pala antes de verse obligados a abandonarla a causa de la vastedad de sus propios cementerios, para que nadie pudiera profanar sus templos, hogares y tumbas.
Hacer sitio a la muerte es una embriaguez, nos saca del universo, nos saca toda pequeñez y soledad obsesiva.

Unos generales octogenarios crearon la guerra humanitaria tras asistir a una conferencia del Banco Mundial de Alimentos mientras jugaban al oxímoron en una sobremesa memorable regada de espiritosos en la que también se gestaron la Banca Ética, el Suicidio Diferido y la Fe del Ateo.

La Forza del destino se compuso cuando por honor moría hasta el apuntador y el corazón se nos alegraba si nuestras víctimas sobrevivían pues así podíamos cometer el crimen otra vez.

¿Cúal hubiera sido la historia sin holocaustos?

Corría el año 2045, el número anual de muertos de hambre iba cumpliendo objetivos del milenio y ya solo sumaban unos 5.000.000, el total de afectados colaterales incurables escasamente llegaba a 25.000.000 por año, y los que se hallaban al borde mismo de la subalimentación apenas alcanzaban los 600.000.000 en total, el número de simpatizantes había descendido ostensiblemente a los 800.000.000 a lo largo y ancho del planeta.
Nunca antes habían estado mejor las cosas.

A veces un estómago se llena de ausencia y una sola madre le basta, el alimento, son aves que nunca podrán volver a la bandada.

Decidiose en la I Asamblea Mundial de Desnutridos realizar un acto de protesta inédito a modo de manifiesto; al cabo de un año, al comenzar la última hora, todos al unísono darían un brinco allá donde estuvieren sin dejar de hacer lo que hicieren.

En pocas semanas el Instituto Superior de Físicos, Justos y Sencillos anunció que tal propuesta causaría una desviación de 0,0002793934º en la órbita terrestre de terribles e impredecibles consecuencias tanto dentro como fuera del planeta, así como su adhesión a la protesta.

El día señalado llegó, los gobiernos todos de la tierra en pleno ya habían conseguido redactar un borrador de una ley de plazos, fueron las últimas tablas de Moisés de la humanidad.

Ha costado, pero al final hemos conseguido tener un día de los Santos Culpables.













jueves, 26 de diciembre de 2013

CENTRO DE MESA NAVIDEÑO: COMEDOR SOCIAL

Si Unamuno levantara la cabeza lo volvería a decir: ¡Que inventen ellos!, aunque me temo que volveríamos a interpretarlo mal como suele suceder cuando el contenido de las palabras es explosivo.
Nos hemos empadronado sobre el nubarrón de los que inventan, capaces de calcular con fría exactitud con sus máquinas que cada segundo muere en el mundo algo más de un cuarto de persona, a menudo niños, de hambre, 64 Littel Boys que lanzamos al año impunes, años tras año, llenando los graneros de muertos y degradación.

Los inventos cubren las necesidades sociales en un tiempo y lugar determinados, así que estimo que calcular tan minuciósamente esas cifras es nuestro seguro de vida, pues los números no sufren, enfrían, haciendo muda la peor de las muertes.

Simone Weil decidió, con funestas consecuencias para ella, no para su propósito, no ingerir más alimento que los soldados que luchaban en el frente.

Nos enzarzamos en apagones, paros, etc, como niños pequeños empeñados en coger palomas en su propio terreno, el de las alas; amenazar con pérdidas millonarias es su terreno, siempre perderemos más restando una comida a la dieta de nuestros pequeños que ellos cediendo fortunas que ganar.

Siguiendo a Weil, podríamos mostrar a nuestros políticos y al mundo lo que el hambre es capaz de hacer, como aniquila cualquier proyecto con su guillotina de absoluto presente, los estragos que causaría en una España en la que al menos 25.000.000 de personas llevaran una dieta eritrea del sur.



INGREDIENTES
- Palabras bonitas.
- Una sola hambre por persona y día.
- Bueno es el calor.



Vamos allá.


Aquí llegan con el arca ya construida.
Se sientan solos acompañados y parece un club de la risa, y yo, que he atravesado media ciudad andando para llegar aquí cruzándome multitud de serios acompañados solos, me sirvo un plato hasta arriba de risa.

Ni ellos ni yo tenemos suerte de estar aquí, es lo que hay con toda su dulzura.

Si fuere músico y quisiera cantarlo creo que me arrancaría por coplas desgarrás.

De la fuente sale agua y sale vino; el menú, muy bien elegido, sopa navideña de picadillo y espaguetis para los niños, pollo bien guisado y en su punto y filetes de lomo con patatas fritas, ensaladas, dulces y frutas.
Es mi auténtica comida familiar, al terminar de servir la comida los comensales nos han sentado y nos han servido.
Menos mal que mi fe no necesita señales ya que mis manos tienden a la pereza.

¿Habéis soñado alguna vez con un incendio en un patio de colegio en primavera a la hora del recreo?
Pues entonces habéis soñado con mi corazón a partir de hoy, lo que, unido a que cada molécula de agua de la uniforme cascada cae a su manera, me ha recordado un cuento que se titula "Cuento de si no hubiera sido por vosotros que hubiera sido de mi"

martes, 24 de diciembre de 2013

FONDOS

Los huesos más duros de roer terminan en gelatina a base de cocer.

No termino de creerme que hielo y agua por separado son lo mismo, lo doy por cierto como la finitud del universo, pero de todos es sabido que la relación entre certeza y verdad es cuando menos caprichosa y cuando más de enérgico desamor.




INGREDIENTES
- Una biografía resumida en cuatro dibujos prehistóricos.
- Un Parque de extravíos con más prebendas que Eurovegas.
- El cambio siempre  injusto de tiempo por dinero.



Vamos allá.


Solo debí hacerlo una vez, no debí repetir; después de burlar al inofensivo e inocentón centinela de las puertas del cielo, salir a traficar con condenados al infierno fue una buena idea que no debió serlo.

Todavía recuerdo como se impuso en mi razón; andaba merodeando alrededor de la mesa de la abundancia dando los últimos retoques a mi papel, de manera que solo los bienaventurados de buen olfato pudieran saber que yo no era de allí; no representaba por miedo a ser expulsado, sino por pánico a sus lastimas.
Se compadecían de mi por los placeres que me perdía por ser extranjero.

Se me ocurrió entonces montar una red de tráfico de ánimas sin ánimo de lucro; esperaba, acompañado de los míos, si no disfrutar de los placeres vedados, sí descubrir junto a ellos otros nuevos.

Todo marchaba según mis predicciones, nuestra gama de gozos inéditos aumentaba día a día; pero conté solo con mi discreción, pronto mis vecinos del infierno se dejaron ver por las plazas públicas del cielo en avanzados estados orgásmicos, tal espectáculo, lascivo y teológico a la vez, levanto una oleada incontenible de peticiones de salida.
Me ofrecieron milenios y asientos selectos a cambio de sacarles un rato, y yo, abrumado por su insistencia y el crescendo de las recompensas, accedí finalmente sin tomar nada a cambio.

Para que no se apreciase desequilibrio alguno, fui sacando tantos cuanto metía y en la misma proporción de sexos y edades.

Al correr de pocos siglos había mudado a todos, los paisanos del infierno campan desde entonces a sus anchas por el cielo al son de músicas pornográficas mientras apedrean los cristales de las casas de vírgenes y todos los que allí antes se eternizaban andan estos días por el infierno fumando marihuana santa y manipulando genéticamente zanahorias de instantáneo crecimiento que seguir.

lunes, 23 de diciembre de 2013

SITIOS PARA CENAR CON ENCANTO III

Necesito pasar un rato cada día con una mujer embarazada, pues acaba un año que se ha contado por muertes; no soy yo, es la ilusión pidiendo realidad, como si una criatura aun por ser fuese el modelo en base al que recomponer lo roto y esparcido por el suelo empeñado en decir que se llama yo, como un torturado que no se doblega a las puertas de su impúdica por dolorosa muerte.

Salgo a la calle con el propósito de distraerme del último entierro preguntando a mis paisanos por sus preocupaciones, todos hablan bote pronto de política y dinero, intento rascar un poco más la piel y aparece la división de opiniones, unos hablan y otros callan.

La tristeza se parece a la alegría en cuanto que ambas son estados despiertos del corazón.



INGREDIENTES
- De vez en cuando un mal camino.
- No terminar de entender.
- Un beso excéntrico al saludar a Manrique.



Vamos allá.

Delicada cicatriz del alma,
como las carnes cosidas por un cirujano.
Delicada cicatriz del alma.

He vuelto para mirar la mar, para formar un recuerdo que dure bastantes años.
Como si le fuese la vida en ello y yo pudiera salvarla.
Vamos a cenar a un restaurante donde los clientes se ponen la mesa
y se toman nota unos a otros y nadie se senta solo  ni en pareja, sino todos a la gran mesa.

Está frente al mar que salpica cuando le entran ganas.
La luna nos trata como a hermanas.
La mar nos retiene como una pared.


Es inevitable la risa, llega un momento en la vida en que lo primero que se detecta del lugar al que se llega es el cuarto de baño y la puerta de salida.

No es que esté triste por el último sepelio, es que un orondo y jovenzuelo jilguerillo me está preguntando qué llevo en los bolsillos.

El restaurante se llama Casa Segismundo.


sábado, 21 de diciembre de 2013

MANIPULACIÓN DE ALIMENTOS ISO 6A45

Hay una nueva corriente filosófica,  política y social haciendo ya sus pinitos en lo espiritual desembocando en la mar, el Asepticismo.
Pone portales de Belén con alcantarillado a las puertas de los grandes almacenes y le caben diosas con cara de elefante cargadas de mantequilla; en su torpe relativismo ha caído en la primera de las falacias, aquella que dice que la única verdad es que todo es mentira.
Se caracteriza por una voluntaria sumisión al entretenimiento; comprar, leer, amar, viciar, bailar, comer y todo lo demás se trasfigura en pasatiempo y hasta el sexto sentido, la conciencia, es un folclore de fuegos artificiales.

Del otro lado hay sorprendentes interpretaciones del mundo en su tercer milenio, de las que me pregunto inquieto si ya serán mayores de edad o aun zozobran en el oleaje adolescente de los estados de ánimo.

El panadero amasa, no manipula.


INGREDIENTES
- Separar purés de papillas.
- Las espantosas muchedumbres de monumentos a batallas.
- Remolinos en la cabeza.



Vamos allá.


No hay un libro de la vida que se deba obedecer, ni con hojas arrancadas al azar siquiera entre las que se encuentre la tuya.
Solo tenemos una orden, cambiar el mundo; la cumple la trémula llama de vela alumbrando a quien lee y el tremendo Everest soltando aludes.
Es una cuestión de querer, no de querer hacerlo, tan solo de querer.
Los movimientos que sacuden el corazón están destinados a enajenarse de éxito y fracaso con que se afilan garras y colmillos los feroces hombres de presa.
El mundo ya está desfavorecido, los cimientos tiemblan bajo el terremoto originado en la superficie y el corazón que lata enardecido al contacto con los demás cambiará este mundo y los venideros.
No es sueño ni deseo ni profecía, nos ha tocado una época convulsa, viva, y así la dejaremos.
No tenemos que desaparecer ni hundirnos para dejar paso; el más torpe observador puede ver aun Grecia entre nosotros, así nos apartaremos.

Pertenecemos si queremos a un Dulce Reino sin evitación posible.
Ya no necesitamos aplastantes organizaciones; la verdad nos haría libres se dijo y así es; no permitamos que la información que salga de nosotros sea otra cosa que un corcel de la verdad, y no temamos ser pillados en renuncio, es su manera de liberar, sin disimulos.

Una inteligencia artificial lo tendría más fácil, es verdad, pero aun prefiero que una derrota me aturda y nuble el entendimiento a la sublime indiferencia de las máquinas.

La ficción es creer que la vida es una ilusión, pocas leyes tan claritas como las de la vida y la muerte; tanto gozo y dolor no cabían en tan pocas vísceras y es por eso que tenemos trastero.
Todos tenemos la ocasión de romper el silencio, no expondremos nuestro espíritu porque hemos tocado fondo, sino porque aspiramos a tocar lo profundo.
Dos bombas explotaron en Hiroshima aquel día, la del fin de muchas vidas y la que puso el broche de oro a la violencia.

Así pues, en penumbra sigo amando, entrenando para cuando se me requiera dedicación absoluta.






jueves, 19 de diciembre de 2013

MENÚ DEGUSTACIÓN DE REYES

"Al final de la ruta carmesi de un vucanero olvidado havia un tesoro hesperando, lo descubrio el buonero cuando iva a su cavaña a pagar el gornal a sus sueños", era el ejercicio ortográfico que tomé por revelación; ni que decir que suspendí el examen sin que me importase mucho escribir mal lo que pensaba bien, tampoco soy buen bailarín y aunque empeoro según me voy alejando de mi cabeza, nunca he dejado de bailar bien metido en ella.

Cuando era pequeño me gustaba volar en manos de un adulto con los brazos abiertos como alas perfeccionadas, y es esto lo que quiero hacer, un justo tributo, aunque sería más justo decir noble, a los que a capricho volaron como un elefantito con una pluma bien asida con su trompa, a los que se ponen tristes sumidos en navidades sin niños y a los que se fueron a buscar lejos un hogar y lo trajeron de vuelta.
Así pues, de todo un poco dispongo a la mesa porque es degustación, y de reyes para que lo puedan tomar los menesterosos cuando el mismo Carpanta les expropie su hogar bajo el puente.
 No se nos dió un Dios trasfigurado, sino una metáfora a mayor gloria de nuestra mala memoria; no se trata tanto de recordar la última cena con pelos y señales como de conmemorar un esfuerzo en la coherencia.


INGREDIENTES
- Un curso básico de arquitectura con palillos de polo.
- Sobre todo volar.
- Laboriosa ingenuidad.



Vamos allá.


Variaciones y variedades sobre el dolor y la experiencia religiosa; al confín de los matices me empujaré si quiero contar de lo que al de dentro le hacen los hombres y mujeres en la vida, saleros por separado y juntos aliño perfecto.
 La paz se hace con los vivos, luego entierro a mis muertos para poder seguirlos.
No se puede ser bueno de mentira, pero sí falso bueno, pero lo falso ni siquiera está equivocado y yo lo estoy hasta los tuétanos.

Estoy seguro de que si a alguien crecido huérfano desde sus primeros pasos le presentásemos a su madre vivita y coleando, reconociéndola por el olor, nada le impediría, ni vivo ni muerto, terminar sus días junto a ella.

Los días previos son anodinos, salvo la víspera que se anuncia siempre como los grillos, evocadores por un ratito e irritantes luego de un buen rato.
Llego al día señalado y amanecido con aires de pirómano, con gusto incendiaría si pudiera las horas que me separan de la noche como el amante quemaría el muro de bosque que le separase de la amada.

Lo que corta es volar, ya lo dijo Espronceda en su célebre estrofa: "No corta el mar sino vuela".
A la noche volaré como una bandada, como un deforme animal con alas.
La noche de ese día me encorazona, el resto de noches me abordan, me asaltan, me raptan. Solo una mística estable puede reconciliar a una y otras si alcanzase su campo de aplicación.

El día de esa noche parece que tiene 2.000 años.

Una mujer guapa me espera al final del tobogán, es mi madre, siempre que vuelo y me meto en líos me rescata y devuelve al nido, el día de esa noche es un lío en el que me he metido. Ni dos palmos del suelo levanto.

Ya he remontado la mañana, ya es por la tarde, todo va encajando en el rompecabezas singular, la muerte de los padres y de los hijos, las caídas de cabeza de algunas hojas, los pasillos de escurridizo hielo y los caballos de Troya.
Y me voy durmiendo en vez de silbando.

De mis sueños nunca quiero el bienestar de ninguno de ellos, tan solo los sueño y en su rato son la realidad.

Como un poeta en poeta en Nueva York camino por las calles de regreso soñado al hogar.
Busco la noche que todo lo cambió, por eso vuelvo; montado en una máquina del tiempo de carne y hueso para vivir de nuevo un fin que no hago más que recordar.
Siempre me extrañó tener regalos, como si abrigase la íntima esperanza de no contar para nada, y he vivido igual, amando como solo yo sé amar ser ignorado pero adornar, y me fueron dados los ojos, las letras y la alegría con todos sus barbechos, pero nunca la bicicleta que siempre esperaba.






lunes, 16 de diciembre de 2013

SOBREMESA CON DUENDE

Llevo poco tiempo contando ínsulas extrañas, como esperando que llegando a una cantidad todo vaya a cambiar, que tal vez se me expida célula de habitabilidad quinquenal o reciba una clase magistral de Michel Jackson en el arte de la fuga.
Voy por la 23, un número bonito del que esperaba más, aunque lo mismo me viene sucediendo con cada uno desde el primero.
No creo que la renuncia sea la vía aunque no deje de hacerse, pero la alegría, ¡Ay, la alegría!, la Alegría es una fuente fría en un desierto exagerado.
Resulta que contar ínsulas extrañas es el cambio, que desde que lo hago estoy atento tanto o más a la deriva que a la luna.



INGREDIENTES
- Tierra a la vista.
- Días contados.
- Un buen amigo.
- Afortunadamente nada más.






Vamos allá.


-Los tesoros que persiguen a los Hombres apenas son sombrajos en el corazón-, fue lo primero que me dijo.
Se me iban los ojos detrás de una bolsa que llevaba rebosante de papeles de colores, así que no presté mucha atención a sus palabras.
Trataba de averiguar qué habría debajo de los papeles, ¿más papeles?, ¿una brújula  submarina?, ¿una marioneta de chocolate?.
Estaba tan distraido que, contraviniendo una de mis artes más arraigadas, pagué los almuerzos en vez del habitual simpa. ¿Un manuscrito?, ¿un altar portátil?, ¿las tablas de la ley de la imcomparabilidad?
Caminamos varias calles cuyas farolas fue apedreando con una eficacia que en otras circunstancias, aparte de divertido, habría competido con mi innata habilidad para romper cristales de ventanas del primer piso.
Llegué a ofrecerme para llevarle la bolsa con la más que razonable intención de salir corriendo con ella en cualquier dirección, pero no lo aceptó porque, según me dijo, estaba practicando muy duramente para pianista manco.

A mi amado amigo Federico
- Diga lo que diga, yo nunca tengo razón - me dijo después de un rato de repartir por los buzones cartas anónimas de amor, pero yo hacía las cosas sin pensar, pues seguía pergeñando cómo arrebatarle la bolsa. Le pregunté si me dejaba entrenar un rato para pianista, pero me contestó que la bolsa aparece cuando el alumno está listo, y esto sí que lo oí bien, ¿listo para qué?, ¿para cortarle el brazo?

Ya me veía corriendo calle abajo sin dejar de enseñar el culo a las ancianas que me cruzase con un brazo amputado entre las manos al que tendría que tronchar los dedos con un cascanueces para separarlos de la bolsa. Aparté la idea para un más lento estudio posterior y seguí cavilando.
Tal vez si contratase los servicios sexuales de con quien sea que los duendes lo hagan, diciéndole que dijese que tenía alergia a las bolsas con papeles de colores..., así que le pregunté que con quien se reproducían los duendes y si llevaba parejo como en nosotros un gozo vertical, a lo que respondió con una mirada cómplice que me hizo pensar por un momento que había acertado, ya me relamía de verme custodiando la bolsa mientras él se desnudaba en habitación contigua cuando empezó a decir:
- Todas las cosas de este mundo, amigo mío, comparten una particularidad, todas tienen un brazo que se les puede cortar. (no me hizo falta entender lo que significaba el acertijo para que me cayese como un jarro de agua fría). Ayer tuve ocasión de escuchar un disco que había tenido grabada una música extraordinaria pero que ahora está lleno de insultos.
Nos reproducimos con vosotros, os asistimos en la sombra, y el gozo es tan mayúsculo que le hemos puesto su nombre al planeta, Tierra, humus, humildad.
Lo que vosotros os permitís llenar de insultos, nosotros de música excepcional abastecemos. -

Estaba claro, la había cagado y ya solo había pie a cortar el brazo, pero antes, por evitarme el mal trago, le pregunté por el contenido de la bolsa.

- En esta bolsa, mon petite su-su, llevo todo. LLevo tu funda, tu infancia y las frentes amadas, todas las vidas que te hubieran atravesado a nado si hubieras sido un lago y el mapa de las fuentes secas. No contiene nada, papeles de colores.-

A quien se le diga que corté un brazo a un duende para quemar papeles de colores y que no me llamo Walt Disney...

sábado, 14 de diciembre de 2013

UN LUNCH: QUÉ SERÁ, SERÁ

Creemos que está al doblar la esquina pero está a nuestra espalda.
No lo hagas, no inicies la construcción de tu templo del dolor y si lo hiciste y ahora arde no te metas entre las llamas a salvar nada; sé que es difícil, que la queja más amarga tras un incendio es la pérdida de las pruebas de tu vida.
Sabemos que con el dolor no hay diálogo posible, no quiere decir nada, no lleva mensaje oculto, ni obedece la orden de la muerte que pesa sobre nosotros, pero es una gran lente de aumento.

Tengo entendido que captamos una cantidad muy limitada de longitudes de onda, pobre de nosotros, casi ciegos, casi sordos y con serias dificultades para comunicar.
El dolor que no nos encoge el corazón está escrito en otro idioma de ondas, como los silbatos que obedecen los perros pero son inaudibles para nosotros, luego me pregunto inquieto si aquello que no percibo existe y la respuesta que me subyuga es la de Schrödinger, el gato está vivo y está muerto, es decir, entra por dos puertas a la vez, que es lo que quería decir del dolor, cuanto menos lo oigamos más gritará por otro conducto, lo que me recuerda mucho a un intercambio sexual.


INGREDIENTES
- La extraña facultad.
- Tocar fondo habitualmente.
- Descreerse un poco de la habitual mente.


Vamos allá.

Los animales que se guían por el olfato no pueden entretenerse en diferenciar entre buenos y malos olores, solo atienden a la carga informativa de la que dependen sus vidas, están adaptados al cifrado y respuesta inmediata sin juicios morales.
En otro extremo de la inmensa red, al borde de otro acantilado estamos nosotros, no podemos dejar de buscar sentido ordenando el caos, como desear no querer arder en mitad de las llamas. De las clasificaciones que vamos haciendo depende nuestra supervivencia.
Detener este flujo, como algunos pretenden, es involución, no uno, sino varios cientos de pasos atrás.
Parar nuestras locas y humanas respuestas al caos de cada día es como querer que la historia ya estuviese escrita.
Vamos cometiendo solo los errores que podemos cometer, habrá quien nunca cometerá el error de la violencia y habrá quien no distinga entre ley y justicia, pero todo suma.
Creemos que está detrás nuestra, pero está ante nuestras narices, todo suma.

La teoría y experimento mental que dice que si colocásemos a cien millones de monos tecleando  máquinas de escribir día y noche durante varios milenios nos darían la ocasión de deleitarnos con un Hamlet, no va mal encaminada, pero malinterpretaríamos si acusásemos la larga espera de esta grandiosa obra. La fuerza excéntrica de la teoría no está en la aparición de Hamlet, sino en las rimas, teoremas, sentencias, anhelos, oraciones y teorías que se escribirán aleatoriamente en el camino a dicha obra.

El misterio es el camino, es el sustento, si fuera mariposa, el deseo de permitir mi visibilidad, que no es poco.

Lo que el dolor encoge, el amor dilata.
El amor me hace el amor.
Y lo dejo aquí, pues si aparece el amor es que de nuevo me ha salido mal la receta del dolor.
Y además me recuerda un cuento que lei hace tiempo que se titulaba "Cuento para usar la palabra culo", que decía más o menos asi:

Había una vez la originalidad de una corta vida.
Y la suerte de tener culo si se tiene boca.

Era más largo y con más personajes, pero es lo que recuerdo.





















jueves, 12 de diciembre de 2013

HOY COMEMOS NIÑOS


Si fuera tan fácil como no llevar reloj, ningún niño del mundo lo sería.
No hace aun 200 años propuso Jonathan Swift comer niños irlandeses en respuesta al cinismo de la sociedad de su época, el abandono en la extrema pobreza y la orfandad que proliferaba por las calles de Irlanda.
Hoy el cinismo ha dejado paso a técnicas muy elaboradas de aprovechamiento de recursos humanos; hay una floreciente industria detrás de las enormes granjas de niños en precario, que así se llaman ahora, que garantiza la crianza lenta con hambre y ya posee unas cuantas denominaciones de origen, hasta se ofertan productos para los paladares más exigentes que garantizan que nunca han llevado calzado.
Las empresas del sector ya cotizan en bolsa con un rendimiento mayor que las puntocom en su día, su éxito está asegurado siempre que mantengan los estándares de calidad a los que nos han acostumbrado, pues todos miran para otro lado. Se ha extendido el rumor de que detrás de los productos "Hoy comemos niños " hay una ONG salvífica y benefactora con un slogan inmejorable, que, como podéis imaginar, recibió enseguida un aluvión de pingües donaciones que hubo que administrar creando la tal ONG que antes de fundarse ya daba enormes beneficios.


INGREDIENTES

- Un abismo inescrutable entre causas y efectos.
- Ensimismamiento, mucho ensimismamiento.
- Una sombra entre las cejas del destino de tus hijos si cayeran en precario.


Vamos allá.

Nunca estaremos en situación tan extrema de ignorancia que no podamos distinguir la manera tan curiosa que tienen de mezclarse agua y aceite.
Si aceptamos que espíritu y materia no se mezclan, no podemos hacer excepciones, pues caeríamos en el relativismo subjetivo tan en boga hoy en día, pues dependiendo de como concibamos  la excepción erigiremos templos o realizaremos compras masivas de miembros para mutilados, argumentando en cada caso que son fruto del espíritu y la materia actuando juntamente; además, cada Hombre concebiría de manera distinta a todos las demás la manera en que se juntan, luego, no podríamos aceptar que espíritu y materia no se mezclan si las excepciones se contaran por millones.
Si no podemos hacer excepciones, "Bienaventurado el dinero que ayuda a los demás" es lo que tiene que ser y no una manera de manejar el dinero sin ensuciarnos las manos.
El dinero que da beneficios es útil y ayuda a unos cuantos, pero acarrea un mal letal, hace insaciables a los beneficiados, en cambio, el dinero que ayuda a los demás no sabe perpetuarse, siempre se agota, siendo esta su debilidad mortal. No obstante, ambas tienen sus ventajas, la primera conlleva una industria saciadora de tantos variopintos apetitos como se puedan imaginar que ha centuplicado el bienestar, la segunda muestra que el poderoso caballero pierde los papeles si sonríe.
Un traspiés que he dado en los juicios de valor, confío en que sabréis disculparme, ya retomo.

Cuando me enseñaban a sumar creí que era un aprendiz de brujo. La alquimia sin absurdos que los números ofrecían limpiamente me fascinaba. Podía mezclar a capricho todo tipo de números y ninguna mezcla era más extraña que otra.
Las palabras tenían limites que los números se saltaban, así que durante un tiempo me dediqué en exclusiva a expresar el mundo en números, ni que decir tiene que fracasé en cuanto me topé con la primera metáfora de números, aunque tardé en darme cuenta. Sin olvidar que había un cierto tufillo policial en todas las operaciones, como si de entrada estuviera prohibido coger dos galletas, en último término, a cambio de sentido los números exigían exclusividad.
Abandonados los números descubrí la cirugía de la música y quise doctorarme, pero era como morderse las uñas hasta la carne, no había doctoración posible, la música te atrapa hasta que olvidas que es un vehículo para bailar. Cuando creemos que algo trasciende lo que es tendemos a idolatrarlo, convirtiendo en fin lo que es un medio, de manera que durante un tiempo pretendí que la música era la salvación de la humanidad, pero aunque Bach y los suyos repetían, la contemplación desdijo. Siempre me ha fascinado la capacidad humana de corromper hasta lo más santo
Regresé a descansar un tiempo a casa de mi madre, la poesía, pero aquella casa ya no era la de mi infancia, se había convertido en un orfanato al que acudían los padres desesperados a cambiar sus hijos, así que ya no cambiaba a las personas la poesía sino que se cambiaba de personas bajo su tutela.
A partir de entonces di tumbos, desesperado de hallar reposo y consuelo a mis días, más de mil vueltas a la noria terminé hasta que una mañana, antes de que me diera por pensar en la siguiente mañana, salí a pasear como saldría un sol de siete días hambriento. Las temperaturas de casi invierno me habían metido las manos en el rincón más calentito de los bolsillos y me apresuraba por cruzar el autódromo en que se ha convertido la ciudad en dirección a un parque cercano. Nada más entrar al parque, sobre un banco olvidados cuidadósamente colocados atrajeron mi atención un buen par de guantes blancos. Tribulé unos segundos mirando en todas direcciones y me los puse. Andaba aun acomodándomelos cuando una sombra de reojo me alertó, el dueño de los guantes, pensé, pero al levantar la vista lo que nada en el mundo ha superado en belleza vi. Ante mi, descalza porque así baila mejor, fijamente me miraba como miran las mujeres enamoradas el ser más hermoso sobre la tierra, como si desde siempre fuese mi compañera me miraba.
Vi brillar mi vida estrenando cada mañana  ojos para ella. Una torre de Babel que habla todas las lenguas, su piel. Compartiendo su lecho sé que su respiración es tan dulce como sus pensamientos y su sonrisa tan sedosa como sus besos, y yo beso cuando quiero la delicada cicatriz que dejaron en su pecho los fracasados ladrones de almas, me ensortijo en sus cabellos y cocino para ella. Me muestra su manera de ser tiempo y mi manera de amar. 
Me quité los guantes para devolvérselos y ya no estaba. 
Y así fue como pasé por el amor erótico, varios lustros más viejo en un momento.

Qué decir tiene que ya solo me quedaba el dudoso camino de Dios, puesto que de entrada rechazaba seguir cualquier cosa que cupiese en una bandera o en una moneda, de manera que para allá me fui a preguntar si era mi casa, que es donde todavía me encuentro, no en la casa, sino yendo allá a preguntar.
El sistema circulatorio del miedo está compuesto de dos órganos, la vulnerabilidad y la incertidumbre.
Si débiles, de piel fina y fácil desorientación, ¿qué más que buscar defensa y seguridad podría hacer? 
Con mis desgarros y momentos luminosos busqué vaciarme en la Confianza Cósmica.
No sabría decir, pero de vez en vez tengo la sensación de haber topado con una excepcional pareja de baile, no me refiero a la casa, repito, sino a estar yendo allá.

Habiendo crecido como he contado, es fácil inferir que un tipo tal es un completo inhábil, alguien con dificultades para ganarse la vida.
Hasta que un día triste y feliz como todos se me ocurrió la idea maestra de "Hoy comemos niños", era un pobre diablo destinado a morir de puro síndrome de Jerusalén, sin embargo, miradme ahora, he erradicado varias decenas de enfermedades y el hambre ya solo se ve en algún que otro vodevil. Es verdad  que hay que extirpar un poco de alma, pero solo un poco.
Nunca antes la humanidad había sido tan feliz y lo digo avalado por mil cientoventitres millones quinientos ochenta y un mil trescientos ventiún consumidores.
Tal vez no encuentre en la tierra nunca la barca llevada por la corriente en que Dios ama y duerme, pero he sabido sacar lo mejor del diablo.
Y no olvidéis que nuestra empresa destina el 100% de los beneficios a causas humanitarias.


lunes, 9 de diciembre de 2013

coMAN DE LA verdad


El 5 de diciembre de 2.013 es un buen día, ha muerto Nelson Mandela, un anciano Madiba de Qunu.

Un número le acompañó más de la mitad de sus días, el 46664, que agrupado de la siguiente manera 4-666-4, podría decir que el diablo, 666, está atrapado en el mundo representado por el 4 y su compañero de celda es nuestra ilusión de su señorío y propiedad. Tal vez magnifique a Mandela viendo en él la refutación del silogismo de perro verde del mal, pero en ninguna de sus formas el mal es señor del mundo, ni asistido por nuestra complicidad ni por libre.
Basta echar un vistazo a su espíritu y al de sus jueces una vez despojados de los adornos, a palo seco que diría mi abuelo.


Hay días tristes que son de alegría solapada, desde ese día todos sabemos que vivió entre nosotros otro hombre más de los que poco a poco saben el alcance último de que lo que le hacen a un hermano te lo hacen a ti.
No obstante, pese a ser un día feliz, desde entonces mi alma se ha extrañado, anda taciturna, como relajada en el brillante caos.

Sabemos de donde a donde y hasta les ponemos nombre, pero nada sabemos de las fuerzas que operan dentro de cada Hombre.

Es sobrádamente conocido el saludo namasté juntando las palmas por delante del rostro hasta el plexo por el que se reconoce la esencia divina del otro, y que hace gala de dos festejos a mi entender, el ya dicho de Dios en el otro y el inmensurable gozo de ver. Os saludo y le saludo más o menos así.


INGREDIENTES
























Vamos allá.


Si hemos de llegar y nada cambia como lleguemos, mejor cantando y bailando que llorando.

Lejos, apartado de la civilización, Nelson se propuso que volvería hombre o no volvería, vio claro, ¿qué más puede hacer un hombre libre en prisión?

Pasó su vida preparándose para el último día, no nació para ello, se hizo a la libertad, abdicó de la fuerza como un rey a su corona.

Conozco a más de mil como él a los que el mundo llora todos los días, de cada mil actos suyos mil son de amor, luego ya tenemos un millón, llevan grabada en las manos la verdad de un mundo santo.

Los presos aman la música sin hogar, las mujeres sin hijos los versos y los animales salvajes el estrés.
Yo quiero a Mandela, uno de los que recordó y desistió de la paz a precio de armar manos, pues en nada ayudan los muertos que no mueren en paz.

Hace unos meses murió un amigo del que me propuse hacer un panegírico, mucho antes de hilvanar las ideas centrales supe que queriendo hablar de él solo podría hacerlo de mi.

La metáfora del despertar se impone.
Mandela despertó al sueño del hombre desde el sueño eterno, algunos escalones los subió de dos en dos y otros se hundieron a su paso arrastrándole en la caída.

Era africano porque era oriental y americano, austral y europeo; cada cual le veía de un color, por mi parte, mezclado en razas cada una con sus mitos y sus luces, veole transparente entre los translúcidos visillos de la verdad que reverencia sus propias disonancias.

Nadie le supone a la santidad transmisión genética, cuando uno muere su carácter queda flotando a no ser que le ayudemos a irse para no volver o a quedarse para nunca irse.
Muchas y divertidas épocas ha pasado la  santidad, desde mucho antes de nuestra era hasta nuestros días ha ido brincando por variopintos significados, hubo un tiempo en que santo era el idiota y uno en el que el versado, ocasiones en que lo fue el mártir y ocasiones en que el guerrero, hasta de un culto sé que oficiaba: Sancte Sócrates, ora pro nobis.

Si al César lo que es del César, del César lo que es nuestro.
No leáis editoriales bien firmados, antes recogeos aparte un rato, ni veáis magníficos documentales de su vida, metas y luchas, antes bien hablad con la gente.

La suerte de compartir siglo con uno que puso mejillas a la vida, que conocía la bisagra de las cosas; que era aldeano y, como todos, de lentejas y agua; que vio muertos en las calles de todos los bandos y ante cada uno de ellos parte de su sangre se organizaba en sepelio.

Dicen que un espartano arengó a los suyos antes de la derrota segura diciendo: "Alimentaos y desayunad bien, pues esta noche cenaremos en los infiernos".
La noche que Mandela cenó en el infierno, en lenguaje gregoriano, fue la del 18 de julio de 1.918, así les sucede a los Hombres buenos, nacen en el infierno para desmentirlo.

Era un compañero de trabajo.

Lo que es una razón para vivir es una razón para morir, teniendo con los motivos para vivir proporción tan inversa como la belleza con la cosmética.
Lo absoluto en Mandela es el asombroso vaciado de sí.
Esperemos que, como esos guerreros que nombré, Maliba defienda bien el paso de las Termópilas si es lo que le ha tocado, este volviendo ya en cualquier chiquillo si es eso lo que hay o si fuese ser nadie lo que nos espera, lo sea como Ulises.
En ningún destino le auguro parabienes; si es en la nada será en su cierta incomodidad; si como una vela está pasando su llama a otra vela, la firmeza del temblor sea el único equipaje a salvar en caso de naufragio; y si es con Dios, como custodio descuidado de las pruebas de su existencia y de su inexistencia.

Tempus fugit, empieza a nublárseme la vista, comienzo a percibir este día feliz como aciago sin par, así pues, como si fuera un perrillo voy a sacarle a dar una vuelta:
"A mi alrededor, el mundo se desmoronó literálmente, desaparecieron mis ingresos y no pude cumplir con muchas de mis obligaciones", anticipaba en 1.981 de su muerte en 2.013

Permitidme en su honor contar una historia que le oí cuando era niño, se titula "Del principio de la historia y la felicidad".

Había una vez un espíritu infinito mitad  gacela y mitad león que en dicha y ocio bañaba sus días reinando un país muy lejano solo en los libros.
Era tan conforme su gobierno para todos, tan bien se habían repartido el bien y el mal el espacio a sombrear, que la magia y la suerte se habían hecho del todo innecesarias y fuera de lugar.


Comenzó siendo un anhelo sottovocce transmitido por los verdes bosques al que pronto se sumaron los prados y los ríos, hasta elevarse como una nube negra de tormenta en rebeldía.
Al poco tiempo todos los habitantes del reino, a rostro descubierto y viva voz, acordaron elevar una petición al espíritu que los gobernaba tan frenéticamente despreocupado.
Convocada la asamblea, la portavoz de las flores que andan dijo así:
-"¡Oh, majestad! A ti que eres como nosotros, que te nombramos reina por ser la que con más arte combinas de entre todos nosotros, elevamos nuestra petición de desequilibrio, incertidumbre y preocupación.
El apetito de extremos nos reclama.
Haz la mezcla y que empiecen a contar los siglos."-


viernes, 6 de diciembre de 2013

ENTRANTE DE ESTRELLA


Esta receta es todo un poema.

Como en el juego infantil, si fuera un color, ¿qué color sería?
Azul como los ojos del mar y el guiño del cielo, azul desplazado, sin techo, azul niño de la calle.


Y así, no ofrezco solo un poema, que siempre es poca cosa aunque te reciba todos los días con la alegría de un perro al arribo de su amo, sino que doy  también un color; y si eres de los capaces de leer con música, también te doy una, ponte el aria de las variaciones Golberg interpretada por Glenn Gould y sea lo que se sigue el musitado apenas audible del pianista solitario.


INGREDIENTES
- Con zapatos o sin ellos.
- No tener pa´comprar un regalo.
- Lo que todo cura.


Vamos allá.



Érase una vez un gato de palabras
¡qué mirada!

Hay ojos en los que se puede preamar,
en los  que te sentirías una adivinanza
como la piedrecita que llevo en el bolsillo
de camino que nadie recorre rescatada,
cuando la toco respira aliviada;
en las mismas lindes temblamos
en los pétalos de rosa tan suaves
 y a los pies del rey ecuánime .

Si ser, ser humo
que se eleva
al que nadie busca
ni se echa de menos.

Amargo despertar con la sospecha
de que quien en el sueño soñaba
en el sueño sigue soñando,
al grito que lo despertara
mis brazo prestara
y mi suerte al fuego
que despierto lo consumiera.

Escribo desde la espalda,
desde el domicilio del caracol
al que nadie escribe,
sin tener de quien venir
agitada al viento mi raíz,
sobre terreno minado que nadie reclama.

Bajo una tenue luz de pocas letras           
me haría de clorofila por ella,
por su silencio
y su regazo entre palabras.

El sueño es menos frágil desde su mar
estoy seguro,
como morir de amor
o por los alrededores como yo.

Solo yo podré decir que fui a la luna con ella sin mentir.

jueves, 5 de diciembre de 2013

TENTEMPIÉ SUBIENDO LA MONTAÑA BAJO UNA HIGUERA

¿Cuánto vale Jerusalén?, ¿Cuanto vale Houston?, ¿Todo..., nada?
Salto de una a otra respuesta pues ignoro cual es la metáfora.

No hay una sola estrella que confundida por el espacio no se sienta sola, como quien llama distancia a sus conexiones neuronales o soledad a la relación de los signos pequeñitos, comas, puntos, acentos, diéresis.... entre si y con el todo.                                 
Nadie hallará en el mundo un aprendiz como yo, que diría el simio humanizado.

Aunque yo no quiera el hermoso y triste solo de  trompeta se diluye ante la grave y sólida orquestación de las máquinas, es mi siglo, no ahoga, pero cuanto aprieta la soga.

Como en una cerrada red cuéntame si eres viento o pluma y te contaré las vueltas que da la vida.



INGREDIENTES

- Las cosas presentes.
- Vivir y leer lo básico como si tuvieras 6 años.
- Un padre que siempre estuvo.



Vamos allá.


 Mi afinidad con Job es umbilical, como la del hijo que empezó de apéndice de la madre; la batalla interior que a él sostuvo me mira de reojo.
Las verdades que no incluían la carne que me he cruzado en los estrechos pasillos no he seguido y me han dejado seguir, pero una más completa ha entrado en mi como en el laberinto a matar al Minotauro, me acorrala y arrulla. No sabría decir si en algo ayuda el susto que llevo encima, pues aunque no me resigno a hacer de mi concepción un trabajo de amor perdido ni quiero ser como el perezoso de suyo que no puede dejar de trabajar por no hacer la escultura de si, algo en su envergadura me amedranta, no sé si lo que me pide o lo que me da.

Tengo fe de alfarero, de la que levanta del informe barro una ánfora para transportar el vino, o de comerciante fenicio que hubiera hecho fortuna sustrayendo un pétalo de azafrán de cada saco que trajo de las Indias orientales.

En el espíritu siempre, donde el monólogo no entra, llegas de oídas a la fuente de toda sabiduría de la que sabes que no podrás tomar ni un sorbito pues enloquecerías, pero te quedas a escuchar a quien nunca ha estado dormido que allí mismo dice:

- Cuando seas pobre, que lo serás, manso y humilde, que lo serás, y de los que lloran y tienen hambre y sed de justicia, que lo serás, y de los que han expurgado su corazón, serás de los descubiertos y habiendo vivido morirás.
Cuando ni a ti mismo te levantes la mano ni quieras ser otro, sin encumbrarte ni abajarte, cuando te traten de reo cubriéndote de oprobio y mentira, los demonios se harán a un lado a tu paso como se separan las tierras en un terremoto.
Cuando todo ello suceda, que te sucederá, serás un alimento y un riesgo.
Claro que no vengo a derogar leyes antiguas, ya las pisoteáis sin vergüenza en juicios siempre y querellas.
Cuando seas ciego a los deseos estúpidos y no jures ni en cosa tan liviana como que llegarás puntual para la cena, cuando dejes a los matones ser sin tu corrección y a quien te pida la pala le des también los callos de tus manos, cuando a quien con sus actos te pida que le desprecies le abras aun más tu corazón y tu dinero no sea maldito, entonces serás isla para ti mismo, nadie sabrá de tus actos y serán justos y no lo proclamarás.
Entonces serás bienaventurado a los ojos de los hombres peligrosos y a los de Dios, un olvido de sí.-

Tras sus palabras quedo como el niño boquiabierto al que leyendo a Dumas le entraran prisas de ser mayor para correr ya a alistarse al cuerpo de mosqueteros.

Pero aun quiero dejar nota de otras cuatro cosas que dijo otro, esta vez de uno que había dormido y despertó.

- A la pobreza no temas; la hambre y la sed son nobles, y el llanto y la vejez  nobles son, y la alegría y la mansedumbre y la enfermedad y la humildad nobles y hermanas son.
Purifica tu mente y detrás ira el corazón sin darte cuenta, y en acto puro te resolverás.
No se eleva la nube hasta el séptimo cielo para ser nube, sino que por ser nube se eleva y descubre allí en lo alto que siempre lo fue.
La ignorancia en retirada yergue dos ejércitos de retaguardia, el odio y la codicia a los que solo la compasión incondicional vence blándamente, sin violencias.
Aparta a los magos de ti, a los hacedores de prodigios, deja que los milagros se acerquen a ti.
Apartarte con determinación de tus hermanos si te arrastran a la vulgaridad, ya volverás a ellos.
Para cuando el asaltante te eche el alto tu ya estarás parado, pues dejaste de lado tu alma equivocada.-

Como el niño que corría a alistarse a los mosqueteros y por el camino descubrió Francia y se quedó, así empieza este cuento que trata de aligerar lo que parece denso:

Érase una vez cerca de donde anidan los fénix un niño que surcaría
las 7 vidas en cuanto se escapara de casa.
Cuando todos dormían él estudiaba, con fugaces destellos de a cincel iba haciendo sitio en sus redaños a planetas calcados a dioses que iban creciendo, a costumbres de Animales y Hombres y a cosas futuras que volverían a suceder, a mapas incompletos y a rutas marcadas en el alma.

Pero quiso quien quiera que antes de escaparse de casa sus padres murieran y el niño pairara entre los oleajes.

Se amistó de un dragón que hablaba con las flores que le presentó a
muchos amigos del que aprendió a contener el aliento, a ser isla, madre, lámpara y canción para sí mismo.

Para cuando recordó su propósito de infancia ya era un viejo topo de mar, colorín colorado, ciego y subacuático.