martes, 17 de junio de 2014

PITANZAS MAGISTRALES DE UN INTRANGERO



"Así lo he oído", siempre tiene que haber un primero que esto escriba dejando la palabra clavada a los siglos venideros, causa mayor involuntaria de que, fijando lo inquieto, el espíritu se ausente.
Al espíritu le gustan las alas y al fuego el papel, luego no es el amor lo que sobrevive sino sus obras.

El  ignorante espera y concibe lo que pueda ser saber mientras el estúpido mira a quien sabe de reojillo vigilando que no le adelante; el que sabe, en cambio, edifica y se mantiene en deuda de amor.

Una adivinanza propongo.
Este inútil servidor va a dar pinceladas por aquí y por allá y luego le decís si era muy difícil la adivinanza.



Vamos allá.



¿Quien se marcharía a donde con nadie te encuentras a apaciguar a su vaquilla joven, es decir su mente, y no volvería hasta asegurarse de que su corazón puede soportar no mucha, sino toda realidad, aunque tardase 40 días?
¿Quien así vuelto podría usar otro lenguaje distinto del poético, enigmático en ocasiones y dado a la brillante metáfora, la comparación y la semejanza? 

No es más difícil tratar con cada prójimo de nuestros días como quien se viera con un big-bang que tomar un café templado de buena mañana, no es difícil diferenciar a todos llamándoles con un nombre que no es el suyo ni nombre conocido siquiera, diferenciándoles para siempre de todo aquel que comparta su mismo nombre, así como aislamos de entre todos los Alejandro a uno, el Magno, de entre las Margaret a la de Hierro y de entre los demonios a Legión.

Recuerdo que siendo un mocoso de no más de cuatro años, un domingo por la mañana tras el paseo con mi padre por las vías, siempre esperado con ilusión y dado con inigualable alegría, terminamos, como era costumbre, tomando una mirinda. Ya en el bar me preguntaron si quería una gamba o dos, pues andaba mi padre echando cuentas por ver cuantas pedir, a lo que yo respondí, provocando una algarabía de carcajadas, que quería una y dos.
Pidieron dos para mi mientras me avergonzaban con sus risas, pero debieron pedir tres.
De la misma manera, adivina adivinanza, ¿quien a quien preguntasen por su preferencia entre cielo o tierra diría que cielo y tierra introduciendo así para siempre al ser humano en la historia?

A veces poner la otra mejilla es echar a patadas a las tentaciones de corrupción.

Podrá acabarse el mundo, en metáfora y contigo, en flamígera desgravitación; las estrellas, el sol y la luna olvidar los pasos de su baile pisándose los pies unos a otras y dejando tras de sí un desorden silencioso e inmaterial. Nadie está preparado para cambiar así su vida, pero, por raro que pueda parecer, así brinda sus frutos la higuera, así saluda a la primavera, así se medita.
El polvo y la ceniza lo cubrirían todo, toda la memoria de como son las cosas, todo lo escrito sobre por qué no pueden ser de otra manera, solo la palabra libre, la que no se fijó en papel, la que hace de montura a las obras del amor, no pasará.

¿Quien diría que el mayor Bien posible es el probable bienestar de todos?

¿Y que los lirios del campo no tienen cadenas ni tienen puertas, ni los pajarilllos de los sembrados
tienen calabozos, pero que no has de seguirlos ni tratar de imitarlos, sino intentar abrirles camino, como quien abriese el camino a los alimentos que faltan para que coman todos?

Primero se edifica para abajo y luego se edifica para arriba, pues solo un hombre insensato levantaría sin cimientos.

Dijo un caballero inglés sumido en cruentas guerras de sucesión: "Pero nosotros, caballeros, no rendiremos nunca el espíritu, pues a nosotros, amigos, nos asiste la Rosa"

Hace un par de mil años la especie humana salió del laberinto de la credulidad, fue un momento crucial, se necesitaron nuevas Alianzas con el Despertar, como si desde siempre hubiésemos guardado todas las llaves que íbamos encontrando y por fin ante la puerta de Dios tuviésemos en el llavero la llave que la abre.
Donde antes decía que la fuerza es un don, se añadió una nota a pie de página que dice que el Don es la fuerza.
Este Despertar es, para hacerse una idea, parecido al del niño seguro de que a su Madre le gusta que le regale un balón de fútbol e inmediatamente le proponga irse a jugar, y seguro también de que a su Padre le gusta que le regale sus dictados llenos de faltas.

Desde aquellos días sabemos que lo que siempre hemos llamado vida es el escorzo de la Alegría y que a la fuente de todo Amor hasta ahora habíamos llamado estar vivos.

Adivina adivinanza, ¿Quien es?
Seguro que no es quien piensas, pero es quien debiste pensar.

Como diría el viejo Borges: "Sos vos"




martes, 20 de mayo de 2014

QUÉ PONERSE

“Ser gobernado significa ser vigilado, inspeccionado, espiado, dirigido, legislado, reglamentado, encasillado, adoctrinado, sermoneado, fiscalizado, estimado, apreciado, censurado, mandado, por seres que carecen de títulos, ciencia y virtud para ello [...]. Ser gobernado significa ser anotado, registrado, empadronado, arancelado, sellado, medido, evaluado, cotizado, patentado, licenciado, autorizado, apostillado, amonestado, contenido, reformado, enmendado, corregido, al realizar cualquier operación, cualquier transacción, cualquier movimiento. Significa, so pretexto de utilidad pública y en nombre del interés general, verse obligado a pagar contribuciones, ser inspeccionado, saqueado, explotado, monopolizado, depredado, presionado, embaucado, robado; luego, a la menor resistencia, a la primera palabra de queja, reprimido, multado, vilipendiado, vejado, acosado, maltratado, aporreado, desarmado, agarrotado, encarcelado, fusilado, ametrallado, juzgado, condenado, deportado, sacrificado, vendido, traicionado y, para colmo, burlado, ridiculizado, ultrajado, deshonrado. ¡Eso es el gobierno, ésa es su justicia, esa es su moral! [...] ¡Oh, personalidad
humana! ¿Cómo es posible que durante sesenta siglos hayas permanecido hundida en semejante abyección?”. Proudhon







Hoy ha sido un día lento, tras un juicio que a nadie importa en el que es peor declararse inocente que culpable, una farsa tragicómica que provoca risa y desprecio, se haya Solschenizyn en víspera del viaje al Gulag y aun no sabe qué llevar; no le ha hecho falta declararse nada, pues nadie le ha preguntado más que si el nombre leido era el suyo y si entendía lo que se decía. No le ha hecho falta defenderse, aunque había decidido no hacerlo.
Y tú, ¿que te llevarías?


Vamos allá.

¿El hábito de meditación y si no hay límite de peso algún que otro libro?
¿Los longevos Ensayos, el del desasosiego, un poco del valiente Thoureau, los destellos de los evangelios, alguno de Cioran y el sui cadere de Amery, además de Shakespeare, Poe y Dickens; un Zuang-Zhi y el Poema de la Fe en el Espíritu; en mi lengua Teresa de Cepeda y Juan de la Cruz; unos cuantos poetas, Dostoievski y algo de esquiva física cuántica, una versión para leer en voz alta de la Odisea, sin olvidar a Simone Weil, Chamfort y el genio de Nietzsche, además de un libro de visitas; 200 cuadernos en blanco, 50 lapiceros y un sacapuntas?

Muchos son, ya veré de resumir o ampliar.

¿Sellos para correo clandestino, una vuelta por las viejas calles para ver como se habla allí y un recuento de conocimientos útiles: por si alguien no supiese como escribir una carta, yo sé, la facilidad culinaria que a todos gana y sacar del armario mi tolerancia al clima?

No sé con cuantas despedidas podré cargar, ni cuantas necesitaré siquiera, ni qué nombre llevar.

Poco más en el neceser de las cosas prácticas, ahora toca el difícil bulto de las cosas del espíritu.

Vamos allá.

Varios pares de gafas del cerca, un cepillo de dientes y 36 tubos de una pasta que me veo obligado a usar y una lista actualizada de mis debilidades, así como varias mudas.
Por ciento, si es que puedo, multiplicar la resistencia a la flaqueza y tal vez a la depresión de saberme inocente, pues igual que en el mundo es bien fácil saberse pecador, como se decía antes, allí donde voy sobran las razones para sentirse sin culpa.
Un buen silencio para abrir boca a la narración mitológica de mi trayectoria con la que explicar que el desapego es desconocer, salir de hábitos mentales propios, que es hacia uno mismo y no alejamiento emocional de personas y cosas.
Nadie tiene el poder de hacerme cambiar de vida, Hamlet de principio a fin, Jesús hasta en los calabozos.
Un borrador para borrar el último día todo lo escrito.
La claridad de cada rinconcito de arte y ganas de jugar con niños siempre a mano en los bolsillos.
Prefiero mirar fijamente a Dios que echarme a hablar y aunque pudiera no me escondería para llorar.

Encuentro que algo me hace eterno en la Realidad, acceder a Ella es descansar por los siglos de los siglos de mi.
Y pan y cebolla y queso.
Y cuando la noche se cierna sobre la espesa conciencia de mi...

jueves, 8 de mayo de 2014

EXPERIMENTO OSCURO DEL ALMA

-Dios crea  como el  mar los continentes, retirándose.- R. M. Rilke


Hay lugares a donde no llevan los mapas, solo la osadía de la ignorancia.
Los cambios hoy no importan, pues sin muerte todos son llevaderos, pero es realmente abrumador como marcarán los días futuros.

Siempre he querido saber cuanto de Dios soy capaz, cuanto de su intención he entendido.

De todos los cabritillos solo uno sobrevivió y, mentira más, mentira menos, solo por él se conocerá la historia.



Vamos allá.


Es el día otra vez de la muerte de mi hermano, del primero por arriba, solo que ya han pasado 20 años.
Se llamaba Carlos por entonces y con su muerte algo se me rompió, pero tan torpe y ciego que no supe que fueron su nombre y el mío lo que se hizo añicos.
Estaba tan equivocado que llegué a concebir que Dios intervino o se ausentó. Siendo eso lo que hoy trato de remediar, mi mala concepción, no la posición de Dios.

Carlos, como los demás hermanos, fue una esquirla de metralla despedida de la bomba que estalló en nuestras vidas.
Desde entonces el pesar y la culpa, como un rabioso perro negro pintado de espumarajos de guerra, persiguieron a dentellada viva todos mis días. Despertaba cuando yo me incorporaba y no reposaba en guardia sino hasta que yo caía exhausto.
Era perro que solo saciaba hambre y rabia mordiendo cráneos y una sola posibilidad de supervivencia a mi alcance, la ebriedad.

Me protegí del perro negro en la profunda guarida de un gato afilado, como un ratoncito a salvo de sus hermanos entre las zarpas pulcras y sanguinarias de un gato si esta saciado.
Mi enfermo pensamiento era la fibra que le saciaba, su alimento, luego le fui entregando mi alma en sus formas purulentas para mantener el físico de una pieza y vivaz.

Escribí mi destino con tinta embalsamada, muerto desde su principio, que nunca me molesté en releer.

El cuerpo que a toda costa mantuve vivo me daba asco como un gasto innecesario.

De un vistazo al mapa memoricé el destino, la muerte cuando me quedase sin alma de ración en ración entregada a la monstruosa alimaña protectora, y, de entre todos los posibles, un camino.

Han pasado siglos desde entonces, grandes, pequeños y medianos, y mi vida ya toca a su fin, me queda espíritu para un par de desayunos a lo sumo y, a la sazón, deseos de acabar ya.
Íntimamente he esperado un milagro, pero Dios me mostró lo que le hubiera gustado de mi y no intervino jamás.

Y me pregunto inquieto si podré hacer muerto lo que no hice en vida.
Al final un muerto es un defraudador, pero sostendré la antorcha en alto.

La Verdad es necesaria, no la considero ex machina, como el aire que respiramos en toda ocasión, ora arrebatados por la defensa de la agresión, ora arrobados en la adaptación a ser agresores. Necesaria como el aire que desemboca en las altas cumbres para una águila en cría; como el aire que invisible transporta sin peaje la música, como el aire que ni pregunta el nombre a mis pulmones.
Y la pregunta necesaria: ¿Qué experiencia de mi tiene Dios?
Lo pregunto sentado bajo un mapa del estrecho de Ítaca.

Nunca me esconderé de la Ley aunque huya de la justicia, y la Ley es clara: deja un mundo mejor cuando te vayas, no te asombres del Amor, sino de la guerra.
Bajo estas premisas ya se ve que no me las estoy dando con una ley cualquiera, es la Ley de la Posibilidad de los hombres en sociedad.

Carlos fue acumulando iniquidades sobre sí mismo, nadie intervino y nadie se ausentó.
Subiendo peldaño y añadiendo protagonistas, no es un timo de Dios la pobreza, explotación y hambre de tanto niño y adulto, sino fruto de la inspirada concatenación de condiciones que van poniendo los hombres en el mundo.

Cuando no entiendo algo, primero río, ya luego estallo en estudio.




miércoles, 7 de mayo de 2014

SITIOS PARA CENAR CON ENCANTO VIII: MOHERNANDO

-Miren que es peor la recaída que la caída.- Teresa de Cepeda y Ahumada. Las moradas.


Hay quien defiende que normalmente avanzamos en la vida con la mirada puesta en esto o en aquello, siempre preocupados por algo dentro o fuera de nosotros y que estas ocupaciones impiden que la conciencia se haga más profunda, bloquean el camino. La imagen es sencilla, la conciencia como un cauce bloqueado, ¿qué valles no alcanzaría si pudiera correr?, ¿Qué delirios no regaría?, ¿qué ramas no doraría?, pero hay que creer. Nada nos dice que la conciencia no esté desde hace tiempo al límite, que sea desde aquí desde donde tenemos que dar el salto, con todas nuestras distracciónes y las pocas pero fuertes perfecciones.

Si tal como nos dijeron, quien te quiere te hará llorar, tengo por seguro que muchos no hemos conocido mejor amante que nosotros mismos. A veces se llora de pura tristeza, que es llorar, digan lo que digan, en esencia, pareciendo que estamos en el mundo de forma desfavorable, como un guiso al que algo le sobra o le falta, o ambas a la vez, puesto en el plato. Es llanto que disipa la soberbia de un metal al rojo vivo.
Moralmente, casi tan malo es sentirse culpable sin haber hecho nada concreto como sentirse libre de toda culpa cuando se es realmente culpable de algo.
Este inútil  servidor no es teólogo ni ingeniero, ni místico ni teórico, y a la poesía  ni a la suela llega; ve el mundo a fogonazos porque lo ve desde los fogones, y así va y lo cuenta.
Imploro por saber un día porque he estado vivo.


Vamos allá.


Cuando se puede ser niño no se crece con las manos destrozadas de no jugar.
Todos los días resucita una necesidad, la de ser niño como niño.

Sé que hablo de cosa que no sé.

No conozco la Verdad, que mi espíritu jamás la penetrará, de eso estoy seguro; la Belleza me dio miedo, como el de la madre que ve al hijo acercarse a un pozo abierto al que, caído una vez, caído para siempre. Y al Bien, como a la mariposa que acompaña mi insomnio sujeta a la pared como una pequeña Ulises al mástil, no sabría qué decirle.

Al dolor de mundo, en cambio, bien he tratado, he mirado por más heridas que ventanas y he visto más dolor que paisaje, mi pecado es haber callado para adentro y para afuera cuando he visto el mal desde lado soleado, y en ocasiones haberle colaborado.

Allí donde está nuestro tesoro, está nuestro corazón, lo he leído 1.000 veces desde niño y también me suenan las palabras de Pablo: "El dios de este mundo es el dinero".

Muchos niños lloran porque tienen hambre mientras trabajan. Y más llorarían si supieran lo que es jugar, si es que se puede llorar más, pues no se olvidan de jugar, sino que dejan de saber qué es.

Pido piedad por mi torpeza cuando hablo de cosas sencillas y tan importantes, considerad no más que a veces desespero de la experiencia de Dios que en otros veo y me pongo a mover piedras un tanto despechado.
Siempre se puede ser bueno, ya por espíritu, hábito o superstición y hasta por recompensa curricular. Me importa lo segundo y me importa lo primero, ser bueno y por qué.

La pobreza, ahora me doy cuenta, es el único estado místico con los pies en la tierra, se la reconoce en cuerpo y espíritu por un alto, admirativo y confiado ¡qué va a ser de mi!, en vez del miedoso, egótico y quebradizo ¿qué va a ser de mi?.

No se han de llevar cuentas del mal, pero nos organizamos en el mundo en torno a la deuda, la querella, la ofensa y la ganancia. No ha fracasado el orden del amor, pues solo fracasa lo que se ha realizado y de eso pueden dar cuenta los hombres y mujeres buenos que una vez realizado en ellos el amor, ya nunca vuelven al orden del mal y su banalidad, pero se quedan a vivir entre nosotros, como si la gravedad y la Gracia entrasen en escena de la misma manera, no dejándoles elevarse tras su elevado corazón, de manera que todo el amor que era para los cielos revierte en la tierra.

Que podamos pensar cosas que no se pueden perdonar tiene como consecuencia lógica que podemos perdonarlas.
Será verdad, no lo pongo en duda, que no se nos pide que amemos a nuestros enemigos, pero de 100 maneras distintas he creído que se me dijo, y  creo que el amor me pide de siempre que le deje amar a mis enemigos.

A veces, para ver las cosas enteras tenemos que alejarnos un poco, otras, cegados por los reflejos, tenemos que guiñar los ojos y otras aun tenemos que quitarles la arena. Lo hacemos sin pensar, está en nosotros; desde la razón no desde el pensamiento, desde la Alegría no desde la sonrisa, desde el socorro inmediato no desde la meritocracia.

Haya que hacer lo que haya que hacer quiero mi tesoro en buen lugar, en el único buen lugar sin cambios climáticos, lo quiero en el Amor, y no distraerme nunca más, como los cuervos, tras cosas que brillan que llevarme al nido, eso es lo que me pido.
El tesoro no es la sentencia, sino la Justicia.
No es la ganancia, sino la vida.
El tesoro no es la cometa sino el niño que la vuela y el que no la podrá volar.
No es escribir oraciones como esta, sino la esperanza de que, surcando el áspero mar en una botella, sea encontrada y leída, y la certeza de que así es.
Ni es echar de menos a los padres de niños, sino hoy.

Hoy que mirándome al espejo descubro los rasgos de mi padre y solo alguna que otra arruga y gesto de Dios, la comisura de la Alegría tal vez o el refrescante parpadeo de la Confianza, por decir dos.

De alguna forma ningún niño de este mundo no es niño mío, como ningún enfermo, anciano o cadáver puede dejar de serlo y, aunque me cuesta un poco más, es mío el malvado, el violento, el poderoso o el avaro.
Pues a mi entender, Yo Soy nos incluye a todos.



lunes, 28 de abril de 2014

VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA FAMÉLICA



Tal vez pueda reconocerse en un cuadro o en un poema a la mujer que yo veo.
Pero reconocerla no es conocerla.
La puerta que me separa de la realidad está cerrada conmigo dentro y ella fuera.
Es un día claro de infrecuente longitud de nostalgia; la imprecisión se adueña de mis pasos como la primavera de las venas enamoradas, en brazos del mundanal ruido de mi cabeza, alejado de las carantoñas del universo, no quiero nada de ningún lugar, luego me resisto a cualquier destino; el olfato de tierra en tierra húmeda me arrastra hasta toparme con la exposición de Picasso que enseguida cuento seguido de lo que allí me pasó, y, os recuerdo, no tengo alas para volar, ni sabré nunca si llegaré al próximo café.
He buscado verdad, sentido, azar, oportunidad, necesidad y no sé cuantas más cosas a la vida, pero solo he hallado tiempo, el creador de todo fenómeno, el absoluto e inaprensible ahora, el Dios siempre en presente.
Aunque no elegí mente, cuerpo ni espíritu, dispongo, como todos, de un pequeño margen para usarlos con humana santidad, bien alejado de la satisfacción de mi.


Vamos allá.


El mejor escorzo es el rincón delicado de Jacqueline.
Si pusiéramos a un camaleón longitudinalmente entre la selva y el desierto y le tapáramos un ojo, enverdecería y si le tapáramos el otro, tendería al dorado, mas si le dejáramos ambos ojos libres tomaría el aspecto de la profundidad sin medida, como ojos que vuelven de un entierro cercano.
Como la esfinge de las tres respuestas a la que debes formular las preguntas correctas si quieres acceder a la ciudad más antigua y dulce de occidente que custodia, cuyas tres respuestas son amor, ignorancia y dolor, en ese orden.



 Un silencio en expansión compone con una calavera, si en la locura que me espera hubiera un orden, ya sabría por este cuadro la que me espera.
Es una noche de luna arbolada, muy propicia para el beso místico.
Vivimos tan apegados a los ojos que hacemos de la noche un lugar para escondernos y de las cuencas puertas de entrada.
Hasta que todo duerma velaremos; caliente y vivo, de la tetera nos servimos insomnio.
La noche oscura del alma se retrasa una vez más.



Le basta coger una paleta para que se le salgan los ojos, la paleta es humilde, en ella cocinan sus ojos, grandemente herbivoros y tan negros como un embargo de alma.
No se prepara para pintar, no lleva pinceles en la mano ociosa, como todas las mañanas de su vida se conjura para ver, así que le quito esos ojos y me los pongo.




Unos pasos más allá un hombre en un sillón nos dice su nombre, pero su voz es lejana como la de un triángulo y se nos haría tarde descifrando su lengua, digamos que se llama como todos a veces, esas veces que apuntamos al cielo.
Esas mismas veces que nos adelantamos un paso en direccíon al bien, la belleza y la verdad.






Ni a una legua se acerca el mórbido placer del fauno al que siento yo contemplando, he sido fauno y observador, no hablo en vano. La carne enteramente dormida de la mujer tiene más vida que mi órgano de la razón, y más frío, entonces y ahora.






Por suerte, la mujer sobre el sofá nos invita a descansar un rato si encontramos un hueco, de su cuerpo interminable no podemos evitar la piel que nos envenena con el don de las lenguas.

-Si hablas mi cuerpo los hablarás todos- susurra.

 Mirando sus pechos encenderse como mañanas gemelas pinto flores que hablan sinceramente de mi corazón a la noche.




Más tarde, a la luz que rompe la vela que más desenmascaría si la dejasen, dos cosas se hacen las muertas, el minotauro y la paleta.
¿Quien se entretendría en matar cosas que no mueren?, ¿quien tendría tanto tiempo, tanta vida?
No se lee pero está escrito, a tan basta y ensordecedora respuesta he atraído con mis preguntas que tuve que escapar de la vida que no quería; ese ha sido mi trabajo de hormiguita.
Soy lo último que vio el minotauro, soy el primer trabajo del pincel, soy la luz a este lado de Dios.


Mientras tomo estos apuntes, poniendo cara de listo ante los cuadros, voy tomando buena nota de las dimensiones de las salas, las entradas y salidas, cuantos empleados en vigilancia hay por cada empleado de seguridad, si van armados, comunicados y atentos, sexo, raza, edad, peso y estatura, estado civil, aseos, sistemas anti-incendios y todo cuanto detalle pueda observar, como si tuviera que contárselo a un ciego.
Mi plan era hermoso, solo tendría que correr un par de centímetros todos los cuadros en dirección al que yo quería, de manera que se quedaría sin sitio y sobrando, nadie en falta lo echaría.


Pero tuve que bajar a la planta -1 para completar el minucioso estudio de campo. Allí se me desbarató el plan.
Estudio para una flagelación sobre madera y único protegido por una urna, nada más que decir salvo que es de supuesta autoría.
Creo que ha llegado el momento de decir a qué destinaré el lienzo y el madero de los que privaré a futuros visitantes.
No tengo cabeza como para que decir que es el más noble destino que he podido concebir le confiera nobleza a mi propósito, luego debo dar una referencia externa.
El más noble propósito de un cautivo es lo que vengo a dar a ambas obras.
-Pues vaya cosa, me digo a mi mismo, así tan vagamente-; especifico, construyo la ciudad de la Luz y busco motivos que inspiren una feliz vuelta a casa a todos los deportados, eso y escribir un buen poema de amor en sus reversos; sea como sea tuve que cambiar la operativa.
Era imposible mover todos los cuadros para ocultar dos y ya estaba a punto de desistir cuando lo desestimé por otro plan tanto o más acorde con el botín.

El día acordado, a las 12 en punto, un visitante temporalmente enajenado e  inofensivo por la puerta principal intenta sacar un cuadro sin disimulo, creando un alboroto divertido como cuando levanta el vuelo una bandada de aves del paraíso.

 Al día siguiente vuelve a repetirse el suceso con otro protagonista sin relación alguna con el primero, a la misma hora pretende sacar un cuadro que le habla según dice, creándose otro alboroto igual o más divertido.
Sucesivamente día tras día a las 12 en punto un visitante organiza un entretenido lío intentando lo mismo que los anteriores, con los que no se le encuentra relación. A veces es un varón y otras una mujer y no se cumple ningún patrón por edad, cultura u origen. A los 30 días como mucho los periódicos y televisiones ya hablan de un Síndrome reglado por especialistas; a los 60 días ya se ha convertido en una atracción nacional que empieza a dar pingües beneficios. Los detenidos son interrogados por policía y jueces asistidos por los mejores abogados y ninguno sale con cargos graves.
Las salas de la muestra se abarrotan desde primera hora cada mañana y se forman en la calle largas colas.
A los 90 días ya es motivo de atracción internacional y se ocasionan a diario cortes y desvíos de tráfico. Prolifera la venta ambulante de manera que ya es posible conseguir cualquier cosa sin salir de allí en esta primavera verosímil.
El plan iba sobre ruedas a falta de no muchos para los 112 días que requería según mis revisados cálculos cuando me percate de que para esa fecha la exposición ya estaría desmontada.
Cada obra de arte tiene su tempo y matiz inalterables, de manera que es preferible dejarla inacabada a terminarla con prisas, así pues, dejé mi obra sin acabar pero satisfecho de mis raíces, aunque la roca a la que me arraigo sea la capitana de un alud.
Mientras termino esta crónica sentado en un banco de madera, agobiado por las deudas adquiridas con los participantes y sus abogados, una amorosa, luego hermosa madre, me pide permiso y se  sienta a dar la merienda a su despierta hija de unos 5 años con tanta paciencia como buena conversación.
Ningún recuerdo enturbia la escena.
Nunca sabré si la esquiva poesía me está cogiendo de la mano o mi corazón está colapsando.
Y a esto se le llama disfrutar del camino.

jueves, 17 de abril de 2014

ESPECIAL DE LA CASA



Camino por la ciudad que se ha convertido en un autódromo con un Madre Nuestra entre los labios y un libro en las lumbares, allí donde un agente de policía secreta llevaría un arma. Es un libro perenne como la tarde, no crece en tamaño, pero lo va abarcando todo; aunque también es un arma suicida por si la ciudad me resucita a su ritmo y vida.

Si volviere a nacer, que fuese en una biblioteca, donde sin aspavientos pudiere quedarme callado, no como lector desde luego, sino como un tomo siempre en expurgo.


INGREDIENTES
-Sin ingredientes.


Vamos allá.


Madre de toda cosa, ¿donde andarás?
Se me olvidan las palabras que te nombran y ya no te pongo cara.

Ojalá estuvieras en disposición de quererme con las manos, ojalá mis susurros atrajesen tu atención.

Sé que quieres lo que haces, mas ignoro si quieres lo que hago.

A este yo a prueba de tontos dime si debo seguir alimentando.

Si me toca dejar rastro como una lenta babosa en vez de no dejar huella como de su vuelo las alondras, que no sea tóxico ni lleve a mal lugar, y que nunca contra nadie despliegue  laberintos.
Que todo lo que me hagan vaya a fondo perdido, no llevando yo las cuentas.

Aunque sea por ignorancia no quiero atentar contra la vida, líbrame, pues, de ignorar mis íntimos pensamientos, entre los que es natural lo divino y lo demoniaco.

Y si para ello tengo que aprender a rezar, que sea aprender a morir, pues llevaría un par de asignaturas convalidadas.

miércoles, 16 de abril de 2014

AUTOMATIC FOR THE PEOPLE



"Automatic for the people" es el equivalente neoyorkino al "Marchando" de nuestras tascas, con ese matiz de inmediatez y eficacia tan centronorteamericano. Como si para nosotros todo se estuviera haciendo y para ellos todo estuviera hecho.
Pongamos que mi maestría en las artes que ya mencionaré es profundamente mediterráneo, pero mis deseos son centronorteamericanos.

Vayas donde vayas, ahí estará, empieza con un azote y terminará con otro.
Por un esfuerzo negativo de voluntad podemos no ver, pero no podemos ver más despacio, lo mismo se puede decir del pensamiento racional y de todas nuestras condiciones. Que podamos dar ritmo, imprimir velocidad o elegir profundidad a la respiración, me llena de asombro, más si cabe atendiendo a que en la naturaleza ninguna adaptación es en balde y, que se sepa, ningún otro animal lo hace, así como no saben escribir ideas aunque posean manos hábiles para manejar herramientas.

 Nosotros no podemos libremente vivir en el presente perfecto como un animal absoluto de primera adaptación, tan sumamente compleja y eficaz que no necesita cambiar; nos adaptamos sin especialidad alguna que no sea espiritual, luego estamos obligados a cambiar. Nuestra humana observancia de los tres tiempos es el remedo a nuestro alcance de la eternidad, es casi Dios.

Siempre podemos respirar y mantener el equilibrio en el centro de la esfera temporal.

Si un Mercedes es lo más cercano al coche perfecto, pongamos que mi maestría en las artes de la respiración y el equilibrio es un motocarro.



INGREDIENTES
-La vulnerabilidad de todo.
-La preciosa realidad motora.
-Precio y desprecio mano a mano.



Vamos allá.


Hay refrescos más baratos que el agua que requieren de valor para su consumo, pues en la cultura de la abundancia es mejor no comer que comer jamón malo.

Cuando el dolor se hace intolerable nos quedamos quietos y callados como un rincón oscuro protegido con telarañas, como si viéremos claramente que descosernos a gritos clamando desinjusticia no haría sino empeorar lo que per se no puede empeorar. Mientras nos queden ánimos para gritar o hacer daño el dolor aun es tolerable.

Privado de bienes y techo propios, sin mujer alguna libre entre mis sábanas, sin pensamiento original, con derecho natural a Sanidad que no uso por padecer de hipocondria tipo B y C combinadas, es decir, que solo visitaré al médico forense y hasta resucitaría antes que ir a este como a cualquier otro, lejos de la Base y con la edad que se comporta como una enfermedad, nada puede empeorar.

Que el amigo me diera la espalda, la amiga me retirase la palabra y las hijas me dejaran en adopción son cosas para las que este inútil servidor está preparado.
Encerrar mi cuerpo infinito no está al alcance de nadie, siempre saldré con la fe por delante y los pies por detrás.
Si en un hospital donde se conciben dioses de la última oportunidad, hallaría el umbral a su ateísmo.
Si en una residencia del tercer mundo, la vejez, seguro que me predispondría a un suicidio juvenil, los que mejor se enamoran.
Si en una prisión malhumorada desde los ladrillos, humana e inhumana juntamente, reiría de cuanto se cuece bajo el sol, como cuando uno se siente libre entre los suyos.
Ni bajo esas circunstancias dudaría un momento de la Gracia.

Nos sentimos faltos de algo, y hasta inferiores a veces, si no podemos expresar nuestro amor privado a otro ser mayúsculamente erótico, y en cierta forma estamos en lo cierto, es el intimo menoscabo voluntario que hacemos de nos y del amor.

Hay seres que, habiendo salido de filicidas hogares, en la superficie consideran razonable por un rayo ser violados.

Dos padres parece que pasean inmersos en el presente con una criatura primorosa toda vestidita de blanco.

Va arrancando tan preciosa niña diminutas margaritas porque no tiene otra cosa que hacer en la vida, se nota que es su primera vez, como si hubiese nacido para este momento. Ambos padres, móviles en ristre, se afanan en levantarle la atención de las flores con engaños y reclamos y dirigir su rostro a los objetivos, casi diríase que compiten por ello. De manera que en el futuro podrán revivir un momento que no vivieron.

-De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el instante de la flores.-

Para su consideración:
Si los aspectos enfermizos y altamente dañinos de control, manipulación y egoísmo resumo con la expresión "querer ser Dios", debo tener cuidado con los dones que le estoy aplicando a Dios, pues si en verdad creo que Dios usaría  esos comportamientos, he de asumir que he caido en poder de una insuficiente religión emotiva, ritualista, petitoria y sumamente oportunista, y hasta ansiosa de sus propios frutos.

Y ya me callo, lleno de fe en que esto no sirve para algo más allá de respirar de cierta manera durante un rato.