sábado, 26 de octubre de 2013

TABLA HERÓTICA DE SALSAS



Hay una sima profunda en toda piel, un rostro que nadie ve.


Tan frágil, tan pobre ella, tan denostada porque sí.


Ella, que todo lo da de facto, relegada siempre a la casta de lo intocable, muy por debajo del valor que al espíritu se le supone.

Esta receta recupera para el esplendor y la gloria toda la grandeza que guarda dentro.



INGREDIENTES

- Todos los códigos de los amantes.
- Cerillas para probar la combustión erótica.
- Al menos una herética noche oscura.



Vamos allá.

Se puede sobrevivir a las 7 plagas y a un atropello, a la coz de una autopista helada y a 40 días de ayuno, a dragar a mano la laguna Estigia y a la siberiana soledad. Se puede salir tan calladito de Hiroshima como de un paritorio.
Pero en la piel que nos abraza uno desea morir, es inútil querer no querer arder, si no, no volveríamos a amar.
Morir siendo una gota de gigante o un puerto donde se despide a las naves que van a otros mundos, cómo los confiados pasajeros o cómo quienes les despiden.
En risas de aquí te espero o en lágrimas que se alejan cosidas al horizonte.

Es el cuento del saber, cubre la mano que la acaricia como guante hecho a medida, pone alas a quien no tenía mucha pinta de saber volar, cómo en un milagro robado, tocas y te purificas.

Mejor persona, las cosas comienzan a gustar de manera harto singular, con inmaculado candor nos inclinamos de natural del lado de la belleza, la poesía y la luz del sol.

Ingenuos, inocentes y sencillos como por encantamiento, sin duros y largos entrenamientos, se nos abre el apetito por los universos fáciles.

Toda quimera tiene su quimera, todo sueño su predador, siempre acecha un fin del mundo, también en esta receta.

La longeva materia parecerá imponerse entre nos y lo eterno, el sendero por el que se bailaba noche y día sin la molestia de las paredes parecerá estrecharse.
Que sea la mendaz mente o la ingrata prisa antes neutral poco importa.

Hay que prevenirse de las desconocidas topadas de este enemigo autodidacto y poderoso juntamente o creer en dios, ambos una cuestión de fe, de fe en el espíritu que una vez tomó el sol para su reino aprovechando que dormitaba plácido y despreocupado sobre la piel de aquella mujer.

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