jueves, 5 de diciembre de 2013

TENTEMPIÉ SUBIENDO LA MONTAÑA BAJO UNA HIGUERA

¿Cuánto vale Jerusalén?, ¿Cuanto vale Houston?, ¿Todo..., nada?
Salto de una a otra respuesta pues ignoro cual es la metáfora.

No hay una sola estrella que confundida por el espacio no se sienta sola, como quien llama distancia a sus conexiones neuronales o soledad a la relación de los signos pequeñitos, comas, puntos, acentos, diéresis.... entre si y con el todo.                                 
Nadie hallará en el mundo un aprendiz como yo, que diría el simio humanizado.

Aunque yo no quiera el hermoso y triste solo de  trompeta se diluye ante la grave y sólida orquestación de las máquinas, es mi siglo, no ahoga, pero cuanto aprieta la soga.

Como en una cerrada red cuéntame si eres viento o pluma y te contaré las vueltas que da la vida.



INGREDIENTES

- Las cosas presentes.
- Vivir y leer lo básico como si tuvieras 6 años.
- Un padre que siempre estuvo.



Vamos allá.


 Mi afinidad con Job es umbilical, como la del hijo que empezó de apéndice de la madre; la batalla interior que a él sostuvo me mira de reojo.
Las verdades que no incluían la carne que me he cruzado en los estrechos pasillos no he seguido y me han dejado seguir, pero una más completa ha entrado en mi como en el laberinto a matar al Minotauro, me acorrala y arrulla. No sabría decir si en algo ayuda el susto que llevo encima, pues aunque no me resigno a hacer de mi concepción un trabajo de amor perdido ni quiero ser como el perezoso de suyo que no puede dejar de trabajar por no hacer la escultura de si, algo en su envergadura me amedranta, no sé si lo que me pide o lo que me da.

Tengo fe de alfarero, de la que levanta del informe barro una ánfora para transportar el vino, o de comerciante fenicio que hubiera hecho fortuna sustrayendo un pétalo de azafrán de cada saco que trajo de las Indias orientales.

En el espíritu siempre, donde el monólogo no entra, llegas de oídas a la fuente de toda sabiduría de la que sabes que no podrás tomar ni un sorbito pues enloquecerías, pero te quedas a escuchar a quien nunca ha estado dormido que allí mismo dice:

- Cuando seas pobre, que lo serás, manso y humilde, que lo serás, y de los que lloran y tienen hambre y sed de justicia, que lo serás, y de los que han expurgado su corazón, serás de los descubiertos y habiendo vivido morirás.
Cuando ni a ti mismo te levantes la mano ni quieras ser otro, sin encumbrarte ni abajarte, cuando te traten de reo cubriéndote de oprobio y mentira, los demonios se harán a un lado a tu paso como se separan las tierras en un terremoto.
Cuando todo ello suceda, que te sucederá, serás un alimento y un riesgo.
Claro que no vengo a derogar leyes antiguas, ya las pisoteáis sin vergüenza en juicios siempre y querellas.
Cuando seas ciego a los deseos estúpidos y no jures ni en cosa tan liviana como que llegarás puntual para la cena, cuando dejes a los matones ser sin tu corrección y a quien te pida la pala le des también los callos de tus manos, cuando a quien con sus actos te pida que le desprecies le abras aun más tu corazón y tu dinero no sea maldito, entonces serás isla para ti mismo, nadie sabrá de tus actos y serán justos y no lo proclamarás.
Entonces serás bienaventurado a los ojos de los hombres peligrosos y a los de Dios, un olvido de sí.-

Tras sus palabras quedo como el niño boquiabierto al que leyendo a Dumas le entraran prisas de ser mayor para correr ya a alistarse al cuerpo de mosqueteros.

Pero aun quiero dejar nota de otras cuatro cosas que dijo otro, esta vez de uno que había dormido y despertó.

- A la pobreza no temas; la hambre y la sed son nobles, y el llanto y la vejez  nobles son, y la alegría y la mansedumbre y la enfermedad y la humildad nobles y hermanas son.
Purifica tu mente y detrás ira el corazón sin darte cuenta, y en acto puro te resolverás.
No se eleva la nube hasta el séptimo cielo para ser nube, sino que por ser nube se eleva y descubre allí en lo alto que siempre lo fue.
La ignorancia en retirada yergue dos ejércitos de retaguardia, el odio y la codicia a los que solo la compasión incondicional vence blándamente, sin violencias.
Aparta a los magos de ti, a los hacedores de prodigios, deja que los milagros se acerquen a ti.
Apartarte con determinación de tus hermanos si te arrastran a la vulgaridad, ya volverás a ellos.
Para cuando el asaltante te eche el alto tu ya estarás parado, pues dejaste de lado tu alma equivocada.-

Como el niño que corría a alistarse a los mosqueteros y por el camino descubrió Francia y se quedó, así empieza este cuento que trata de aligerar lo que parece denso:

Érase una vez cerca de donde anidan los fénix un niño que surcaría
las 7 vidas en cuanto se escapara de casa.
Cuando todos dormían él estudiaba, con fugaces destellos de a cincel iba haciendo sitio en sus redaños a planetas calcados a dioses que iban creciendo, a costumbres de Animales y Hombres y a cosas futuras que volverían a suceder, a mapas incompletos y a rutas marcadas en el alma.

Pero quiso quien quiera que antes de escaparse de casa sus padres murieran y el niño pairara entre los oleajes.

Se amistó de un dragón que hablaba con las flores que le presentó a
muchos amigos del que aprendió a contener el aliento, a ser isla, madre, lámpara y canción para sí mismo.

Para cuando recordó su propósito de infancia ya era un viejo topo de mar, colorín colorado, ciego y subacuático.


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