sábado, 21 de diciembre de 2013

MANIPULACIÓN DE ALIMENTOS ISO 6A45

Hay una nueva corriente filosófica,  política y social haciendo ya sus pinitos en lo espiritual desembocando en la mar, el Asepticismo.
Pone portales de Belén con alcantarillado a las puertas de los grandes almacenes y le caben diosas con cara de elefante cargadas de mantequilla; en su torpe relativismo ha caído en la primera de las falacias, aquella que dice que la única verdad es que todo es mentira.
Se caracteriza por una voluntaria sumisión al entretenimiento; comprar, leer, amar, viciar, bailar, comer y todo lo demás se trasfigura en pasatiempo y hasta el sexto sentido, la conciencia, es un folclore de fuegos artificiales.

Del otro lado hay sorprendentes interpretaciones del mundo en su tercer milenio, de las que me pregunto inquieto si ya serán mayores de edad o aun zozobran en el oleaje adolescente de los estados de ánimo.

El panadero amasa, no manipula.


INGREDIENTES
- Separar purés de papillas.
- Las espantosas muchedumbres de monumentos a batallas.
- Remolinos en la cabeza.



Vamos allá.


No hay un libro de la vida que se deba obedecer, ni con hojas arrancadas al azar siquiera entre las que se encuentre la tuya.
Solo tenemos una orden, cambiar el mundo; la cumple la trémula llama de vela alumbrando a quien lee y el tremendo Everest soltando aludes.
Es una cuestión de querer, no de querer hacerlo, tan solo de querer.
Los movimientos que sacuden el corazón están destinados a enajenarse de éxito y fracaso con que se afilan garras y colmillos los feroces hombres de presa.
El mundo ya está desfavorecido, los cimientos tiemblan bajo el terremoto originado en la superficie y el corazón que lata enardecido al contacto con los demás cambiará este mundo y los venideros.
No es sueño ni deseo ni profecía, nos ha tocado una época convulsa, viva, y así la dejaremos.
No tenemos que desaparecer ni hundirnos para dejar paso; el más torpe observador puede ver aun Grecia entre nosotros, así nos apartaremos.

Pertenecemos si queremos a un Dulce Reino sin evitación posible.
Ya no necesitamos aplastantes organizaciones; la verdad nos haría libres se dijo y así es; no permitamos que la información que salga de nosotros sea otra cosa que un corcel de la verdad, y no temamos ser pillados en renuncio, es su manera de liberar, sin disimulos.

Una inteligencia artificial lo tendría más fácil, es verdad, pero aun prefiero que una derrota me aturda y nuble el entendimiento a la sublime indiferencia de las máquinas.

La ficción es creer que la vida es una ilusión, pocas leyes tan claritas como las de la vida y la muerte; tanto gozo y dolor no cabían en tan pocas vísceras y es por eso que tenemos trastero.
Todos tenemos la ocasión de romper el silencio, no expondremos nuestro espíritu porque hemos tocado fondo, sino porque aspiramos a tocar lo profundo.
Dos bombas explotaron en Hiroshima aquel día, la del fin de muchas vidas y la que puso el broche de oro a la violencia.

Así pues, en penumbra sigo amando, entrenando para cuando se me requiera dedicación absoluta.






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