viernes, 6 de diciembre de 2013

ENTRANTE DE ESTRELLA


Esta receta es todo un poema.

Como en el juego infantil, si fuera un color, ¿qué color sería?
Azul como los ojos del mar y el guiño del cielo, azul desplazado, sin techo, azul niño de la calle.


Y así, no ofrezco solo un poema, que siempre es poca cosa aunque te reciba todos los días con la alegría de un perro al arribo de su amo, sino que doy  también un color; y si eres de los capaces de leer con música, también te doy una, ponte el aria de las variaciones Golberg interpretada por Glenn Gould y sea lo que se sigue el musitado apenas audible del pianista solitario.


INGREDIENTES
- Con zapatos o sin ellos.
- No tener pa´comprar un regalo.
- Lo que todo cura.


Vamos allá.



Érase una vez un gato de palabras
¡qué mirada!

Hay ojos en los que se puede preamar,
en los  que te sentirías una adivinanza
como la piedrecita que llevo en el bolsillo
de camino que nadie recorre rescatada,
cuando la toco respira aliviada;
en las mismas lindes temblamos
en los pétalos de rosa tan suaves
 y a los pies del rey ecuánime .

Si ser, ser humo
que se eleva
al que nadie busca
ni se echa de menos.

Amargo despertar con la sospecha
de que quien en el sueño soñaba
en el sueño sigue soñando,
al grito que lo despertara
mis brazo prestara
y mi suerte al fuego
que despierto lo consumiera.

Escribo desde la espalda,
desde el domicilio del caracol
al que nadie escribe,
sin tener de quien venir
agitada al viento mi raíz,
sobre terreno minado que nadie reclama.

Bajo una tenue luz de pocas letras           
me haría de clorofila por ella,
por su silencio
y su regazo entre palabras.

El sueño es menos frágil desde su mar
estoy seguro,
como morir de amor
o por los alrededores como yo.

Solo yo podré decir que fui a la luna con ella sin mentir.

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