miércoles, 29 de enero de 2014

SITIOS PARA CENAR CON GUARDERÍA PARA NIÑOS MUERTOS

Acudir a cualquier sitio bien acompañado convierte el lugar al que se vaya en una fuente feraz, en un inspirador vergel; la dificultad de ir bien acompañado consiste en el amplio número de posibilidades posibles, desde ir prácticamente solo a hacerte acompañar de una virgen de la que andas enamorado. En cambio, ir en mala compañía, como con el sueño de una mujer cubriendo como primera piel a la mujer de verdad que te acompaña, es como llegar a una fuente canalizada cuya utilidad se manifiesta lejos de allí cuando alguien abre el grifo agradecido en su lejano hogar.

Cuando era un chiquillo fui testigo de un infanticidio; el lugar donde se cometió es hoy un restaurante.
A nadie conté lo que vi por que temía ser expulsado de la calle habiendo perdido ya mi hogar.
Ayer, cuatro décadas después, fui a cenar bien acompañado a aquel lugar con el enojoso olor a sangre seca pegado aun al paladar.

Hay ocasiones para el romance absoluto, yo he tenido cuatro cuyo denominador común es la metanoia; la primera cuando me quedé a vivir en el niño muerto que mencioné, la segunda cuando concebí a Dios como una víspera, la tercera cuando conocí mujer por primera vez y la cuarta es la cena y espíritu de la velada de ayer.
Las tres primeras desviaron el rumbo de una vida que carecía de rumbo, fijando el timón en dirección a las tierras de las que se huye por instinto. La última, como una flecha que rasgase la oscuridad, ha destapado los viejos misterios que se cubrían de recuerdos y a su rebufo salgo a la luz del día atravesando las nubes tras las que me dijeron que estaba la verdad. Aunque aun es pronto para juzgarlo.

Como mi compañero de cena seguramente pocas personas hayan penetrado tan profundamente en las materias que ha tratado.


INGREDIENTES
- Herem, del hebreo, separación.
- Vivir y obrar bajo las reglas de la razón.
- No escatimar vigilias.



Vamos allá.


Hace tiempo este lugar fue un santuario inexpugnable cerrado a cal y canto con llave que se perdió en la maraña de los tiempos.
No hace mucho, una especie de rey Arturo, en vez de la espada Excalibur, sacó de la roca la llave que lo abría. Los que esperaban hallar insuperables obras de arte e incunables fuera de orden quedaron defraudados, su interior era la mar de sencillo. Unos pocos candelabros de madera negra, una mater dolorossa de poco primor y una pila bautismal que más parecía un abrevadero que un
recipiente de agua de perdón.
Ni un fresco digno, ni una columna trabajada, ni una ingeniosa cúpula disimulada; más que algo hecho por el Hombre, parecía el interior de una cueva escarbada por las olas.
Dado su escaso valor monetario y artístico, pronto fue remodelado y dedicado a su actual uso, restaurante en el que si eres menesteroso puedes dejar en prenda de pago el fatigoso fardo de falsas ideas de que el espíritu se colma antes de hacerse capaz de juzgar las cosas por sí mismo.
Nos comentó el maitrê que aun nadie había aceptado esta modalidad de pago, y que se mostraban todos tan orgullosos de las falsas máximas que portaban, fuentes de superstición y amarguras, que antes preferían fregar letrinas a mano que hacerse dueños de sus pasiones.
Aunque mi compañero gozaba de fortuna suficiente para pagar las cenas que nos restasen hasta el día de nuestra muerte, resolvimos dejar en prenda aquello que en cualquier otro momento hubiéramos juzgado inseparable de nuestras personas. Pues si creer que sabes no sabiendo es darse el timo a sí mismo, quisimos saber al punto cuanto en verdad sabíamos.

Resuelto este escollo inesperado, nos dispusimos a cenar tranquilos.

Tengo pruebas innumerables de la belleza y penetración del espíritu de mi acompañante, pero he de confesar que no supe de su fuerza hasta que me contaron como la vida le desolló hasta dejarle en carne viva.
Cuenta con gusto que tuvo la suerte de ser expulsado de su patria. ya que, sintiendo que debía abandonarla, no terminaba de decidirse y con respecto al siempre doloroso adiós a sus padres, abstrayéndose en el silencio unos minutos, dice que no fue para tanto.

Se daba un aire tuareg, estaba claro que su color era el azul, heredado no tanto de su padre como de toda una noble estirpe salida del murmullo del desierto, de cartaginés derrotado y hecho nómada antes que esclavo; de su madre portaba dos coronas por ojos y una manera lejana y penetrante de mirar, como si cualquier cosa ante él fuere un horizonte.

-Hace falta un espíritu sosegado para fundar una religión racional, amigo mío, que ajuste el valor verdadero de la identificación en el prójimo, a sabiendas de que el dolor no es menos rudo cuando nos es común a otras personas y que por el hecho mismo de ser común no debe ser incluido en el número de los consuelos.-

Nunca comía delante de nadie, luego el privilegio que se me concedía acompañándolo era del todo inmerecido pensare lo que pensare de mí.

-En la mayor adversidad se ha de mantener el espíritu en alto, como a quien el desgarro y su dolor no forzaran a hacer nada que no habría hecho por sí mismo, y con alegría adentrarse en el camino que la desgracia abra, que por mucha injusticia que se te hiciere, puedas jactarte de que nada se te puede reprochar.-

No entendí bien lo que trataba de decirme, yo solo quería ser feliz, tener otra oportunidad aun a precio de matar la luna llena. O de morir en el intento de matarla.

-Si la riqueza no te tienta, ni temes las engorrosas consecuencias de la pobreza, no lisonjearás a la primera ni murmurarás contra ella.-

La naturaleza compensa a todos los seres su debilidad con un talento que las más de las veces pasa desapercibido para el individuo en que recae, así, mi amigo ignoraba que su alma es de las mejor provistas de todo lo que hace grandes a los grandes.

-Al no haber gozado de padres has aprendido a sufrir desde tu más tierna infancia, por tanto, nunca hombre alguno ha dominado esta ciencia mejor que tú. No busques consuelo sino en ti mismo y si sensible a algún dolor, selo al del prójimo.-

 Parecía llevar toda la vida, desde sus primeros pasos, caminando con los zapatos que otros despreciaban por viejos y cediendo los que le tocaba estrenar a los descalzos que iba encontrando.

-No creo en un Dios que se acomoda a la grosería. Encuentro que las leyes que nos inspiran al amor al prójimo coinciden propiamente con lo que la razón nos dicta.
No me asombra que el mundo esté lleno de opiniones vanas y ridículas, pues nada las pone en circulación como la ignorancia, que es la productora de la credulidad y esta de la mentira, de donde salen todos los errores que hoy nos rodean.-

Su perfecta tranquilidad de espíritu y verdadero amor solo podían ser consecuencias, a mi entender, de haberse adueñado de sí mismo mientras yo aun estaba a los postres embobado.

Los pasos a dar para liberarse son figuras retóricas, metáforas de caminante que descansa al fin ante una hoguera rodeado de viejos cuentos al refresco inagotable de no acudir nunca a la venganza. Y de una lamparilla prendida toda la noche para el chiquillo que tenía miedo, que por haber nacido tan cerca de la lejanía en vez de alas tenía patitas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario