sábado, 11 de enero de 2014

CORAZÓN ENCEBOLLADO

Tras la lectura de un estudio realizado por la Escuela Politécnica Federal Suiza (ETH) y avalado por reputados economistas sobre los controles en red de las grandes corporaciones, en el que se reduce a 737 el número de estas que controlan el mundo.


Luchar contra enemigo con cara y número es una necesidad antigua, antaño se personalizaban dioses, elementos y enfermedades por satisfacer esta insuficiencia ante lo invisible, no hemos avanzado mucho al respecto; reducir a 737 el número de corporaciones de todos conocidas culpables de los males del mundo tiene un cierto tufillo a alivio y descargo de lo que nos toca a cada uno y no hacemos.

Damos por bueno que Sísifo no puede dejar de subir la piedra a la cima siendo que puede hacerlo cuando quiera, pero qué mayor castigo para un rebelde que desposeerle de su rebeldía.

Ni el espíritu más ingenuo y confiado puede creer que derribando a golpe de hacha estas 737 corporaciones algo en la tierra mejoraría. Siempre olvidamos al ser humano. Me pregunto inquieto cuanto tiempo estarían vacantes los sillones antes de ser ocupados por otros más despiertos, más inmunizados, como cucarachas que generación tras generación se hacen resistentes a los venenos que aplicados a nosotros supondrían el exterminio de la especie.

Ellos olvidan que como secuoyas roban sus nutrientes de la secuoya madre y nosotros no recordamos que la molicie se reproduce por complacencia y viviendo solo de pan.
Puede que en último término solo sea cuestión de conformidad, que como chiquillos que abandonan los usos que les corresponden por tamaño y edad, pasamos a confiar de manera tal en nuestra naturaleza que dejamos de retroceder ante los charcos para coger carrerilla y de barro luego hasta las cejas aun queremos la razón y la embridamos, y solo entonces quedamos conformes, enlodados en la razón.

Cuando os convirtáis no lo hagáis como los hipócritas que lo hacen en las esquinas y plazas públicas, antes bien, retiraos a vuestro cuarto y cerrad la puerta.



INGREDIENTES
- Redistribución de la riqueza, robar a los ricos y arrojar el botín a la mar.
- Nubes de no saber envolviéndolo todo.
- No culpar a lo poco bueno que nos rodea de nuestros males.




Vamos allá.



Sin patria por huir del cautiverio.

El hacha ya está a mi raíz; no soy árbol de buen fruto, mis ramas están secas, envenenadas por la savia, y está por ver que mi madera sea buena si no para el ebanista, para la chimenea.

Para el milagro que espero me bastara rozar una túnica errante, los Hombres no me lo pueden dar.
Soy extranjero en mi tierra, exiliado en mi propio hogar.

No reconozco como de los míos a los dueños de los sudores de los Hombres, de un solo insecto salen miles más valiosos que ellos, burócratas de Herodes, asaltacunas, insultantes cantamañanas que aun creen que aman, como a galácticos marines entre turbantes afganos se les distingue, burros flautistas que nos encantan.

Los reproductores de música imitan una potencia humana, la de grabar y repetir sin el mínimo vestigio de sistema digestivo en el alma.

No debo llevarme a engaño, quien triunfa es Jekyll, no Hyde; el doctor suprime los cuidados y medicinas por falta de pago mientras el Mister juega a caliente y frío con ellos y a veces los invierte de manera que lo que creemos que mata sana.



No podré dejar un mundo mejor que el que encontré al llegar.
Quien no quiera ver que en número son cada día más los desposeídos que cuente en porcentajes, siempre es más llevadero si escondemos la cuantía de la muestra.

El perro pastor no pierde nunca su rebaño porque este anda poniéndole a prueba a diario, pero nosotros no somos ni rebaño siquiera, no ponemos a prueba a los perros, nos escondemos como parásitos en las zonas velludas y templadas del confort. La pobreza es el último infierno, mucho más feroz y disuasorio que los de siglos atrás.

Soy pobre y limitado en espíritu, no puedo hacer pues ley de lo que doy por bueno, el sentido que voy hallando comparte con la verdad cierto carácter forajido a lo más.
Mi dios en el mundo ha abandonado el cuadrilátero, no es púgil ni entrenador, es aquel del que el más famoso crucificado se sintió abandonado a las puertas de la muerte.

Hay veces que lo más bello que tengo es enfermedad y dolor, y eso es lo que ofrezco, lo que me lleva a pensar que a niveles descomunales nuestra oferta de belleza sea la pobreza deshumanizante, el más bello monumento del que hemos sido capaces, 1.000 veces más hermoso que cualquier templo, palacio y castillo del material que nos plazca, palabras, notas, mármol, colores...

La salida definitiva no es buscar y hallar culpables, es bastante más extravagante, lo que le hagas a cualquier ser se lo haces a todos los seres, incluidos tus hijos, padres, esposas, esposos, hermanos y a Dios si es que tienes fe.

Bienaventurado quien mantenga su casa sin barricadas, su única casa, el corazón.




No hay comentarios:

Publicar un comentario