jueves, 2 de enero de 2014

KIT DE SUPERVIVENCIA ALIMENTARIA

De chiquillo me llevaban, pero nunca vi animales en la Casa de Fieras, sino adaptaciones a la cautividad.
La primera generación que nació en casa tenía más enfermedades mentales que sus progenitores, fueron deprimidos crónicos funcionales.
Construir sobre la infamia edificios para los libros y el estudio no tiene nada de meritorio.
Súbete a un monte a fundar la astronomía, averigua donde y cuando estás, y de un saltito más, en quien estás.

La vía de enmedio se confunde con la antinomia de las palabras; si fuiste ignorante y te fuiste al otro extremo llegaste al engreimiento, no a la sabiduría; de la cobardía a la temeridad, no a la valentía; de la aceleración al freno, no a la quietud.



INGREDIENTES
- Una monumental niebla.
- Tierra a la vista en los bolsillos.
- Una infusión de libertad manchando el suelo recién fregado.


Vamos allá.


Que se me perdonen los pecados.
Quise matar personas y dejé de quererlo.

He discutido con el hambre, he sido violado, me ha calado el frío; que se me perdonen los pecados.
Hacer las cosas mal o no hacerlas, no nacer o malnacer.

Soy un legítimo pasajero alrededor del sol con monos en la cabeza, una sonrisa por zanahoria y tristeza destilada en frío de una gran cosecha, soy un accidentado, un salto que no pude dar.
Si la maldad es inevitable no hay nada que perdonar, más si se puede esquivar no la justificaré, la perdonaré.
El perro que llevo dentro está enfurecido como un saco lleno de gatitos arrojado al río; quiere salir a la lluvia  y que los hombres le perdonen su esquizoafectiva deslealtad.

Pero también porto un zurrón lleno de gracias que desmigo para los voraces pajarillos, de los que estimo que coman lo que sale de mi mano, que no lo desprecien.
Tengo un corazón estúpido, que se me perdone lo que hizo creer, semillas aladas que se propagaron con el viento.



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