jueves, 13 de febrero de 2014

PINTXO GANADOR DEL CONCURSO DE QUIMERAS

Según cálculos del divino Platón son doce los millones de años necesarios para que la conjunción del universo coincida exactamente con el día de hoy.
No es de rigor la fe científica, hay que hacer cálculos.

Hoy he recibido un enigmático mensaje de mi extra-mujer que insinúa la derrota y la condena de sí misma. La pena que me ha producido se me ha agarrado a la frente, donde la acaricio.
El corazón que se encoge es una ficción, ni siquiera una metáfora. Ella es la primera mujer que conocí, la que marcó la referencia entre toda mujer.
Nunca he buscado a Dios igual que nunca he vuelto a buscarla a ella, pero ambos me encuentran salvando mi desinterés.
Doce millones de años me caben en la palma de una sola mano. 12, 24, 36, 48 millones de años, me siento un poco viejo, no sé si terminaré el quinto curso aunque sigo trabajando en mi tesis: Adición de dimensiones para la correcta síntesis de flujo de la realidad tal como es y un fino baño de ingenuidad.
No se me llena la boca de verdades como espumarajos, veaseme como al púgil que asesta fieros golpes al aire en sus entrenamientos.
Y si, como tengo comprobado, no se puede servir a dos señores a la vez, quien sigue los movimientos del corazón no diga que sirve a la razón. 
¿A quien no le gustaría resolverse?


INGREDIENTES
-Quien dices que eres.
-Quien dicen que eres.
-Quien eres.


Vamos allá.



Me enfrento a una farragosa ecuación de las tiranías del yo de cinco pisos al menos y demasiadas incógnitas, su incógnita madre es el miedo ante el que yo, que puedo ser bueno, finjo debilidad en ardid de ejército antiguo, la vieja artimaña del escorpión haciéndose el muerto hasta tener a su presa a tiro. Mucho más rápido que una lengua cazadora me aso a su cola como poniendo bandera en tierra de nadie.
Alza el vuelo el miedo conmigo anudado a ella; a pesar del lastre que soporta se eleva por encima de las columnas del mundo, desde donde todo jardín parece honrado y las personas, océanos de fuegos de sempiterna belleza.

Como el preso de primera noche al que el chirrido de la puerta de la celda al cerrarse acobarda las entrañas, rezo por una salvación de orinal.

Me he alistado sin saberlo y no hay deserción posible, metido de lleno en la campaña en dirección al humo. Soy un mesteño.
No sé qué oscuridad abre los ojos dentro de mi, aunque siempre he sabido más de lo que he querido, esta vez me siento acogido por la ignorancia de toda ley, como si el mundo se rigiera por amables caprichos subatómicos y no en el orden que conocemos.
Inevitablemente me quedo dormido, aunque lo retraso lo más que puedo, y por miedo a soltarme durante el sueño me conjuro para soñar pensamientos.
Lo que me falta solo es necesario en caso de asociarme al ciclón sobre la angustia y los temores, y con él me he encontrado, una y otra vez se vuelve a mirarme innatamente seductor. Creeme si te digo que soy su alimento y el riesgo que a su ojo procuro.

De siempre he tenido facilidad para tirar de la lengua a las cosas y a las personas, así me han llegado secretos inconfesables de mi propia historia.

La oscuridad es el ecosistema de la luz y yo su parásito necesario.
Si a la sombra más antigua del mundo le diese por poner letra a todas las canciones que ha oído, una de ellas, serena y sorprendente, sería al amor que tronchando me despertó a otro amor.

Mi brevedad arde si trato de encerrar en ella lo que no tiene edad, de la misma manera se comporta si trato de sujetar el amor o el dolor.

Cuan torpe e imbécil el jardinero que se vanagloriase de crear la Rosa desestimando al sol, la tierra, la lluvia y a todos sus habitantes como colaboradores necesarios, como el partero que se creyese artífice del nasciturus, siendo que ambos, partero y jardinero, pueden ser eliminados o sustituido sin merma para la Rosa o la Vida.

La palabra Hombre es la que más asusta, si digo Hombre chapotean miles de niños a mi  alrededor pavorosamente divertidos, cada gota que me salta a los ojos cegándome momentáneamente es una patraña que tengo que sacudirme, la de Dios en exceso en nosotros y la de la autonomía del Hombre sin ir más lejos, y yendolo, la del Amor necesitado de respiración artificial de muerte herido.

Poner a prueba la independencia y la nueva terrible libertad sin barros en los ojos es como torturar al miedo que deshechó nuestra oferta de eutanasia.
Quisimos que se muriera a sí mismo, su suicidio humanitario, pero el miedo siempre tiene otras fuentes.
¿Y quien le puso el cascabel al gato?
¿Quien probó su independencia y nueva libertad ante los bigotes mismos del miedo?

Ahora si que parecía un bufón subrogado de otra corte, dando un paso al frente me ofrecí voluntario, puse cara de ser más fuerte que una canallada a cielos y piedras y todo lo del medio y dejé ver los barbechos de la ira en mis ojos fustigados de sangre anticipadamente. Contuve la risa y allá me dirigí.

Preguntarme hoy por aquello es como hacer preguntas post-universo. El placer de aquellos días es una cuerda floja hoy. La mística de la realidad no requiere personajes que hablen gloria de ella, no tiene sequías que haya que justificar. Pretensiones se verán, pero todas acabarán de fornicadoras de la fracasería.
¡Ay! de quien al ojear un tomo de Náutica, Astronomía y Navegación no le intimide un estremecimiento.
A más no alcanzo, soy socio genético de la imprecisión, no escribo evangelios sino sucesos.
Aun no me he hecho con branquias para atravesar la mar de ideas, pero estoy en ello, a salvo en mi tolerancia a los paraísos y hallo consuelo en las tormentas, en su resignación a la furia.

Niños y adultos engañan como siempre se han defendido, pero sus corazones ya no saben mentir; se ofrecen para amar, caminan a derribar las puertas del sol, son libres, son otros Hombres.

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