viernes, 29 de noviembre de 2013

AYUNO DE VOLUNTAD



Busco un hombre, que diría Diógenes, no por haberlo perdido u olvidado en cajón que no recuerdo, antes por la razonable duda de que yo lo sea de la que creo que me salvaría un sencillo silogismo si encontrare un hombre de referencia.

Podemos generar futuro tanto como pasado y mantenernos fieles como el humo al fuego al presente, cuyo antónimo, en último término, no es ninguno de los anteriores, sino la muerte, la que carece de presente pero abarca todo futuro y todo pasado.

Ayunar de voluntad es reconocer en nosotros la nube a falta solo del beso.


INGREDIENTES

- No se consigue nada si antes no se retrocede.
- Expirar junto con el aire el orgullo, el odio, la codicia, la pereza, la estupidez.
- Resbalar lentamente en el universo.



Vamos allá.


Hoy amaneció blanco rosado.

Sumido en alguna contemplación uno puede quedarse multiplicado por 100, quieto por 100, y
perplejo y amoroso y desorientado con sus dos ceros a la derecha.
A insalvable distancia bailan juntas la fría sombra cubierta de escarcha y la promesa de vida de la luz.

Mi desayuno preferido es café cuellilargo con 4 o 5 galletas que parto en semicírculos y a los que tras invitar a café ingiero juntas de un bocado, si un fragmento se desprende y queda entre dos aguas en la taza lo aparto indultado del tráfago por mis tripas.

Así mismo hago conmigo este blanco rosado día, si me indulto de atravesarlo me perderé la felicidad, mas si me ingiere me perderé en la felicidad.
El ingrediente más importante del ayuno es el alimento que no tomarás, el de la felicidad es todo lo que no tomes sino que dejes en su propio gozo.
La distancia entre ver a Sócrates desde Pedro y a este desde aquel es sideral.

Las aves del cielo y los lirios del campo son un símil para sin esperar nada a cambio, una imagen para quien se sienta inclinado a renunciar a los frutos de sus desvelos.
¿Cuánto más que los lirios del campo o las aves del cielo te consideras?

Perder el particular pasado más que renunciar a memoria e identidad es hacerse albañil en el pasado que nos es común, luego desprenderse de las fatigas y privaciones que han existido y ya no existen cuando constituyen traba que nos sume en la zozobra en vez de acicate es desescombrar, es cambiar en el espíritu.
En todo cambio se suceden la destrucción y el crecimiento, y desde este último nuevamente destrucción.
Si la atención se relaja la mente es floja y blanda y corta de miras y alas.

Veo a través de un bastón de ciego como prolongación de mi propio cuerpo, así el universo con todos sus seres, en ambas direcciones, todos prolongación de todo.

Un deseo aislado del amor es dúctil y empalagoso con todo su séquito, a la hora de la verdad no nos lleva mucho más allá que una paloma cagándonos encima; a su vez un amor aislado del deseo de unión es asombrósamente rocoso y frío, no está hecho para nosotros, como la muerte.

En honrada ilusión he de reconocer que la existencia o inexistencia del Amor en nada cambiaría el mundo, no así con qué llenásemos su vacío en caso de no existir.

Buscando el sentido uno puede alistarse a un escuadrón de la muerte con nombre de virtud o guardar cola para ser fusilado por un quítame allá esas pajas.

El ayuno de voluntad no lleva retribución ni para el espíritu ni para la carne, es único y verdadero sin vuelta atrás, es ser más que los lirios, las aves y los enamorados.

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