martes, 26 de noviembre de 2013

ENSALADA DE FLOR DE ALMENDRO

Quien maltrata a otro ser en adelante torturador, sin eufemismos.

No le supongo enfermedad alguna ni humanidad disfrazada, sólo digo lo que veo, es un infierno en ciernes, un dolor desgarrando el mundo, una cicuta de la dignidad, como si mujer ahorcada aun valiese para el desquite sexual y más si el desquite es a golpes.
  
No lo llevan escrito en la sangre, ellos lo escriben en sus propias manos y ni siquiera lo escriben bien, todas sus letras son un borrón.

No hay castigo humano que una vez cumplido les devuelva la mirada que traemos todos al nacer.

Busco un símil y no lo hallo para quien se ensaña con el débil, como si no pudiera ponerlo en palabras, así que hablaré de ellas, de las víctimas incendiadas, de esas líneas maestras a seguir.

Estoy con ellas porque ninguna quiso devolver el golpe.

Ya despunta el día, otro mal día para mucha gente, otro mal día para quien va a ser golpeado como echándole puñados de tierra en los ojos. Sus manos son como platos, sólo querían algo, y su frente la más humana.
Podría pedir por ellos porque no saben lo que hacen, pero no lo haré, pues quien sabe lo que anida en nuestro corazón no necesita mi intercesión para darles su pago.
Aunque debo confesar que una vez sí se me escapó algo y pedí que envejecieran cien años más que nosotros en la fe de que es el tiempo que necesitaría su kharma para volver a ellos en vida.
Me asusté de la rayana crueldad y nunca más pedí por ellos.

Tal vez nadie pueda ponerse en vuestro lugar, nadie pueda imaginarse vivir en la vejación total, siendo agraviado, injuriado, ultrajado, denigrado, mortificado, oprimido, afrentado, atropellado, avergonzado, escarnecido, esclavizado, insultado, ofendido y zaherido; pero seguramente si puedan imaginarse un recién nacido muriéndose en sus brazos, si lo pueden imaginar ya saben a que atenerse.
Uno de esos dolores que aventajan en el sueño eterno a quien los conoce.

Esta entradilla es un fondo oscuro sobre el que resalte más si cabe la blancura de volver a nacer.



INGREDIENTES

- El llanto solitario y su eco.
- Ternura.
- ¿Quien eres?


Vamos allá.


Creo que nunca os he contado adonde van las aves migratorias en vez de a África.
No hace mucho tiempo aun, cuando era tan fácil ir a la Luna como ahora pasarse de ella, la especie predominante de un lejano planeta en la misma franja de confort que la tierra, cuando se agotaron el agua y los vegetales, basó su dieta en la ingesta de gravedad.
 El planeta fue perdiéndola lentamente hasta que todos los seres se las tuvieron tiesas para mantenerse en pie. Tras la novena hambruna mundial la Asamblea de las aves dio el visto bueno a la migración.
Construyeron un arca interplanetaria con un único destino en coordenadas, la Tierra.

El alimento abunda en nuestra casa y las especies que se extinguen son las que se matan entre sí, luego están a salvo, pero año tras año peregrinan a su planeta para no olvidar su historia y para contarla.
Que su viaje coincida con las estaciones es nuestro punto de vista, para ellas es una cuestión astronómica.
Ni se llevan provisiones ni vuelven cargadas de regalos, todo un tratado del espíritu sin nombrarlo.

Y  hasta aquí la historia de de donde vuelven las aves migratorias en vez de de África.


Que las riquezas no nos llevaremos lo sabemos todos, pero no así que la pobreza sí se lleva.

El silencio es nuestra fiera y leal retaguardia que mantiene alejado el estado natural de las cosas y nos permite someternos al estado humano de las cosas y al parloteo sin final.
La fe nos sacó de las cavernas y nos volverá a sacar. Y aquí paz y después gloria.

Adivina, adivinanza, ¿qué no se parece al amor?


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