viernes, 8 de noviembre de 2013

SITIOS PARA CENAR CON ENCANTO II




Voy a llevar la metáfora del jardín hasta el picor de dedos, Jardín de Amor, Jardín en el amor.

Pocas veces se tiene la ocasión de decirse "Lo que había que hacer está hecho"
Si la inexpugnable y carente de aristas expansión del universo contenido en una mota llevaba en las entrañas la invención del reloj, la libertad última va inseparablemente segregada a rayar con el amor.

Lo más grande que puedo concebir es el espacio que contuviera a los infinitos universos finitos, tan difícil como imaginar un sentido más, tan fácil como amar.


INGREDIENTES

- Dejar hueco para las golosinas
- Mantener intacta la admiración sin ironía por lo que nos supera.
- Nociones básicas de resplandor.




Vamos allá.

Que siempre se ha podido morir de amor no es falso aunque sí estrecho.
Un poco más allá de que el amor que hayamos compartido nos sobrevive, un pasito más con el que si tú, como yo, llegarás al Jardín y en él conocieras el Amor, para cuando murieses ya te habrías mudado a él, no te cogería la muerte en casa.

El ojo que todo puede ver menos a sí mismo puede ver el corazón.

Imaginémonos con propósitos desconocidos en un lugar sin familias, libres del miedo a despojarnos
del enfado, antes de que los seres sean espejos enfrentados.
¿Estás ya en situación?

Ni la tormenta primal ni el tormento de todos los ríos que van a dar a la mar se le pueden comparar en fecundidad, como si uno pudiera charlar con el lugar que le vio nacer.
Cada ser añade un arañazo en la mentira.
Puesto que lo que es falso ni siquiera está equivocado, primero la danza de la caída de las hojas, luego las cuatro leyes necesarias para soportar la Gran Coreografía.

Una mujer con influenza sobre mí me dijo que la danza no es el bailar que todo ser humano desde antes del principio de los tiempos hace.
Desestimo el argumento antigüedad como garantía de legitimidad de una ante la otra, sería como negar los saltos evolutivos en que una especie entera, conservando algún vestigio en ocasiones pero no necesariamente, forma otra especie que ni remotamente nos recuerda a la primera, algo parecido a lo que la vestimenta es al abrigo del frío.

En definitiva, cuanto menos se es, más se hay.

Le descubrí tres leyes a la mente tan holgadamente anarquista:

-1ª Ley. Quien se para debe abandonar toda pretensión de detener el movimientos del mundo; so riesgo menor de  neurosis compulsiva.

-2ª Ley. Quien abandona el propósito de detener el movimientos del mundo debe dejarlo pasar; so riego medio de neurosis compulsiva.

3ª Ley. Tras milenios de ensayos clínicos, de estas dos leyes se desprende que debe ampliarse su campo medicinal al espíritu; so riesgo mayor de espiritualosis compulsiva.

Ni que decir tiene que las consistencias de la fe en el espíritu, no un creer en sino un creer a, determinan la coparticipación de cada uno en el Jardín.

Fe por su bravura temida, como el amor juvenil nunca sobrádamente festejado y nunca olvidado.

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