jueves, 6 de marzo de 2014

CODA ENTREVERADA

coda.
(Del it. coda, cola).
1. f. Métr. Conjunto de versos que se añaden como remate a ciertos poemas.
2. f. Mús. Adición brillante al período final de una pieza de música.

 Hay maneras de sentirse vivo rayanas en la tortura y maneras de estar loco parecidas al más sano juicio.
¿Necesitas arder?, ¿necesitas saber si volverás a pisar la calle con la cabeza alta? ¿y a pisar casa con la frente igual?
Indescifrable como la traducción de las palabras de un místico recién traído en la flamante máquina del tiempo recién estrenada explicando la naturaleza de la realidad tal como es a un nutrido comité con lo más granado a nivel mundial en cuántica, relatividad y supercuerdas, reunido gastos pagos para la ocasión en el CSIC.
Además del lógico muro lingüístico-matemático entrambos, se haría evidente la disparidad de intenciones, pues tanta confianza como depositara el viejo contemplativo en la continuidad y corrimiento de la zona de habilitabilidad sostenida o de confort en torno a una estrella, depositarían en forma de duda los físicos sobre la inexistencia de una razón última por la que hay algo en vez de nada.
Como una bandeja aséptica, duradera y nutritiva de las que sirven en los aviones es esta receta, difícil de entender.



INGREDIENTES
-Solo los que han despertado caminan juntos.
-No hay razón para ir solo.
-Solos nacemos y solos morimos.



Vamos allá.

Como una bomba de hidrógeno frente a una convencional, está manera de sacar fuera lo que estaba bien dentro comiéndose la vida como un cáncer no tiene parangón con nada conocido hasta ahora.
La misma diferencia que entre la ritualización de los gestos cotidianos y dejarse llevar por las olas de los días.

Cuando tengo la suerte de cara y llueve durante mis paseos, me gusta pisar los charcos que voy encontrando. Uno no siente lo que es, ni ahora me siento hombre, ni entonces me sentí niño.
Sumido en la erótica fuente de toda acción, solo los tristes adultos tratan de impedirlo.

Hipocondriaca de todas las tristezas mi mente, una reliquia de la primera máquina del mundo mi cuerpo, un vapor de agua a 0º absolutos mi espíritu.

Hessianismo: Esté triste o alegre, siempre siento igual.

He aquí la sugerencia que dejé caer en el buzón para tal efecto situado a la salida de la sinfonía:

¿Cuán difícil es poner en palabra lo que es sufragio de lo divino!
Extiendo sobre la mesa metáforas que, trascendiendo su carga alimenticia, procuran un acercamiento a la experiencia de Dios.
Soy hijo sagrado del agradecimiento, hay pasión a mis puertas hoy.

Recuerdo  llamadas que no atendí.
Recuerdo el susurro del aire frío adiestrándome para no morir antes de llegar al buen destino.
Recuerdo la indecente simetría entre mi alma desnuda y las inmóviles vías del tren.
Recuerdo haberos conocido hace mucho, a todos sin excepción.
Pero estos días que corren, que aun necesitan posarse para ser recuerdos, a vuestro lado, son para mí el nuevo cuento del saber.
Vuestras palabras, y sobre todo vuestro amor, son mi particular epístola salvífica, una suerte de perdón que ha llegado tal como lo soñé, en valiente utopía.
Sin un marco de referencia no podemos saber qué se mueve y qué está quieto, y tal es la envergadura que tomo de vosotros, una dimensión extraordinaria de mi posición en la vida.
La suerte a veces da traspiés, en estos días junto a vosotros, cuando todo indicaba que, arrastrado por la derrota, nunca más pondría un pie fuera del desierto, he recorrido más camino que en los 20 años de atrás, y lejos de dejar escapar un lamento por el tiempo perdido, francamente me alegro, pues es hoy cuando aquellos días muestran su grandeza; y es por ello que desde la humildad intelectual y espiritual, por descontada la física, os doy las gracias, gracias, no era digno y me abristeis las puertas de vuestras casas.

Fe risueña, de acento apacible, eficaz.
La mano extendida de una vez para siempre.
Sois el puente de piedra que esperó mi vuelta, así lo siento.

Tenía preparados unos versos para cada uno de vosotros/as, y algunos de reserva por si había quejas, pero no voy a poner a prueba vuestra paciencia, pues ya llevo bastante tiempo haciéndolo.

Me gusta ver al trasluz el interior de vuestros ojos y me gusta conversar con vosotros, aunque no hago ya de mi gusto la regla de medir que me gobierna.
Al final, lo que me mantiene unido a vosotros, pese a mi caótica órbita, es una fuerza más recia que la gravedad, la electromagnética y las nucleares débil y fuerte juntas: la fe, la fe que no se avergüenza de sus flaquezas, la que tiene tablas en la humildad.

En fin, si hasta aquí llegasteis siguiendo la lectura, os agradezco el ocio prestado, como os agradezco este tiempo a vuestro lado.

Ser o no ser era un acercamiento, hamletizo, con las manos en los bolsillos me voy silbando, muy contento y muy descalzo.

Ya sabéis, se hace un lazo en un extremo, uno en el otro extremo, se anudan y ya está hecha la lazada.
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