jueves, 27 de febrero de 2014

VINGT-TROIS VENTEUX

Viajo como el primer pez que echó alas y se lo llevó el viento de Febrero.
Viejo en el aire del que ya no puedo salir.
Adicto al síndrome de abstinencia, así pues, libre para el desorden.
Me tiro a pozos sin salida del tipo el sol obliga y trato de no parecer español, es decir, intento no adeudarme a la predicción de la mala suerte.
Sé qué va a ser del planeta  y de mi cuando muera, no hay vuelta de engaño.
Socorrido tema la muerte que de momento voy a esquivar, no como al loco viento de oriente, tan solo en esta receta.
Ni siquiera puedo añadir una ristra de deseos.


INGREDIENTES
-40 días con sus 50 noches.
-Una frente fría.
-El portafolios de un universo que aun se está expandiendo.




Vamos allá.


Bajo la misma elegancia de los árboles, tan llamativa y absorbente, asisto a un concierto de energúmenos vociferantes, tan ruidosos como si quisieran que sus tías del pueblo se enteren de su paseo a viva voz, y mis pies se alejan, siempre ha sido así, los pies yéndose y yo sobre ellos.

Mi  carne valía algo más de lo que creí.
Y tengo algo que vale más, tengo sueño, sueño de dormir.

Tiemblan las piernas de debilidad innata y la pequeñita parte del cerebro que alberga la eternidad.
Destruir va de suyo, pero quisimos construir, un nido, un refugio, un hogar que compensase el temblor  y no fue posible. Se me tenía reservado un destino mayor, desbrozar las ruinas sin cimientos de mi vida.
Ver el paisaje.
Ver a nos.
Por detrás de bravíos mares casi siempre se halla lo que no está en los mapas.
Islas enterradas bajo continentes, tálamos donde empezó todo bajo iglesias incuestionables, fiestas de cumpleaños desorientadas bajo cementerios de sal.
De vocación arqueológica este síndrome de libertad que me abatalla, abro cuevas gratis y las cierro al público mientras repaso las formas clásicas de los búfalos.
Cuevas donde nos pasábamos el fuego de mano en mano mucho antes que los secretos de la agricultura, y que seguiríamos haciendo si fuéramos sinceros.

Hacemos una y otra vez lo que hicieron nuestros padres, creamos un equilibrio emocional basado en el frío firmamento do los astros resbalan. Compensamos bizarramente la constante amenaza de caída sobre nuestras cabezas de la piedra Luna con méritos que a la larga nos dan igual.
Un modelo entre muchos posibles.

La orden de mejorar el mundo bajo capas y capas de grasa viva, es nuestra grasa, nuestros muchos premios de chocolate nos ha costado.
Aspiraciones semánticas la serenidad y la paz de espíritu, pues nuestra actitud es de mendigos de moralejas no de hombres santos.
Mi concepción es dejar de cuidar de mí.
Morder el pan o leer un hermoso tratado de nutrición infantil, mira a ver que te quita el hambre y te hace útil.
La identidad está fuera esperando, donde siempre hace frío. Mis únicas tarjetas son tres carnéts: el de identidad, el de conducir y el sanitario, en la foto del primero parezco un ex, en la del segundo, un presidiario y si el tercero llevare foto, parecería un enfermo imaginario. Ahí está nuestra cosmogonía, de fuera adentro, obligados al mismo movimiento en la justificación de un dios necesario que revienta el juego.
Caben cursos malos de milagros y cuentos inflados.

Me suelto del clavo ardiendo sin grandes aspavientos, no hay un futuro claro, puñados de claridad inconexos que lo explican todo.
Dentro de unos días me reiré más, más aun, dentro de unos días me ofrecerán un nuevo sub-destino y desde ya mantengo las distancias con cualquier decisión; es falso que hay que tomar decisiones aunque no se quiera. Mi sano juicio es haberlo suspendido.
Visto desde fuera parece que empiezo a necesitar consuelo, nadie se ríe solo si no es en profecía auto-cumplida.

Abusar de Dios no es un acto de amor. Tic-tac, tic-tac.

Si toda ciencia y religión tienen infancias traumáticas, nosotros no somos menos, de duda y fe
constituidos.

La verdad es que estoy un poco triste, pues una estrella que sea lo suficientemente masiva y compacta tendría un campo gravitatorio tan intenso que ni la luz podría escapar, y eso se nota.

sábado, 22 de febrero de 2014

SITIOS PARA CENAR CON ENCANTO V

Pero tú eres de sol a la luz de la luna,
tus pies se acercan por un camino de tierra
cambiante de rumbo como las dunas,
erótico con todas sus fuerzas.

La semana gastronómica madrileña de las paredes de la sorpresa y la corteza de la novedad ha llegado a su fin y dejó un claro vencedor, aquel que llega en avión con maletines contados por secretarios, también la gastronomía a caído en sus fauces y en sus barrios.

Pero tú eres la luna abrillantando al mar
y yo un autodidacto del aire puro,
juntos nos vamos sin más
de la mano lejos de lo oscuro.



INGREDIENTES
-Belleza amante.
-Cada uno a lo suyo.
-Apoyo mutuo.



Vamos allá.



Rocas con capilares dilatados en los ojos, transfiguraciones brutales persiguiendo ninfas, relojes de la revolución sangrienta, urnas con goteras, lo innecesario en lo más alto, el sexo virgen polvoriento, desiertos como el gas expansivo, la felicidad descansando de limbo en limbo, inviernos de punta, baches en explosión demográfica, sentimientos agarrados con clavos a las anginas y puños haciéndose la manicura.

Si lo sé no vengo, Compañero.


Miradas de los tiempos del almendro, paredes pintadas de  vino, bisagras caídas al suelo, familiaridad suspendida en el aire, corazones de funciones ampliadas, un telón de bajada averiada, bombillas en reposo de luz natural, noches devueltas por compradores insatisfechos, días divididos de cero, manos curioseando la piel prometida, risas de punta en blanco en celo y canciones atempestando enamorados.

Si lo sé no falto, Compañero

jueves, 20 de febrero de 2014

RIGOR CRUDÍVORO

Hay alimentos que ni cocinados con delicadeza tienen más aprovechamiento que crudos, entre estos,  alguno hay que comemos siempre cocinado y deberíamos tomar crudo por dejar de intoxicarnos, claro que no debemos asustarnos sin por un tiempo dejamos de hacer heces compactas.

Por ejemplo, el grupo humano con la secuencia del suicidio siempre a mano debe comerla cruda, pues cocinada de la manera que sea desprende enzimas narcotizadas.

Los que comen la secuencia cocinada llegan al cementerio más pronto que tarde; pero entre los que la comen cruda la cosa se complica un poco, ya que caben como poco dos grupos, el de los que les cuesta reírse de algo más que de sí mismos, de dieta sobria, y los que se lamentan mientras se comen el mundo.

¿Habéis visto alguna vez a ancianos comiendo lo que deberían comer los niños?

Por los dedos de los pies no juzguéis a nadie, mejor considerad en ellos los caminos que ha pateado.



INGREDIENTES
-A caballito de un apagón.
-Los muelles de la realidad.
-La bienvenida incierta al paraiso africano de nuestras pateras.






Vamos allá.



Cruza pausada la noche de parte a parte la ciudad, los edificios que hoy han dado sombra, ahora dan luz.
Sombra y luz de las ciudades, en ellas todos es posible, todo es cemento.
Qué sabia es mi amiga Lidia, doctorada cum laude con un maravilloso poema de laboratorio sobre el cemento y las innovadoras maneras de decirle no al tiempo.
Pese a todo creo que toca volver a nacer un poco más lejos de esta ciudad de satélites menores, como lunas de un sistema solar sin sol.
Toda desdicha tiene resumen en las masas anonimadas en que nadie se reconoce ni conoce; hasta en el espejo de los triunfadores, el peor de los anonimatos, hay un feliz de pacotilla.
Ingenuamente ajeno de los horrores económicos y con menos luces que un tricornio de posguerra, si el amor hay que competirlo, me doy por vencido.

Antes que a contar con los dedos ya había aprendido a no respetar el sano juicio y a correr delante de sus furiosos representantes, así pues, perseguido a todas luces, si levanto dos dedos, quiero decir uno, y es que solo eso cuentan las matemáticas más puras en los agujeros negros que hay en todo corazón. Uno, nada más que uno.

He visto minas de raro aluminio de las que se extrae más sangre que mineral para el uso burgués de las ciudades.
Todos los días oigo obligado, por su engreída impudicia, las conversaciones telefónicas de los transeúntes y aunque es fácil pensar que ni una sola de las bajas palabras que intercambian vale un muerto del coltán, sé que morirían angustiados si les priváramos de sus sucedáneos, como si abandonáramos a un enfermo pulmonar donde más puro es el aire.

Si nos cruzáramos por la calle no me reconocerías, tendría que llorar a cántaros, y aun así, tras el préstamo de pañuelo pulcro y a apearte por mi de tu tiempo embelesado, en un par de meses habrías olvidado todo de mi, salvo, tal vez, el buen apetito de mis ojos.
Pero si nos cruzáramos sobre las olas bamboleantes por la noche, como feriantes de la nueva sangre, nuestras pieles serían adecuadas cartas de amor.
Las lenguas de fuego superior y los figurantes dedos no se los hemos pedido a Dios.
Hay algo trágico y hermoso en nuestros cuerpos separados, y leal y hermoso si los acercamos con asombrosa exactitud de carteros.

Recuerdo la peligrosa redondez de la soledad y provoco mi despido llegando tarde tres días seguidos, ya no me tiene en nómina.

Y agotamos la herencia endémica de nuestros mayores, ni hemos ido a la luna, ni hemos comido roedores en las cuevas, no nos han pegado, ni hemos despreciado.
Vamos a probar a vivir sin comprar zapatos, como en un planeta extraño, y no nos lameremos las heridas al llegar la tarde, estaremos ocupados devolviéndonos caricias.

Longitud y latitud manuscritas en un pentágrama, la música que se desprende es un alma sin condena.
Vamos, fuerza secreta del universo, rellena mis alforjas para la travesía, voy a la noche de las olas a encontrarme con ella.
Sin coltán ni cemento.










martes, 18 de febrero de 2014

CREMA MARSELLESA BWV 1056 IN F MINOR

Libertad, igualdad y fraternidad, nunca antes coro humano alguno fue alzado con tanta fuerza, ira y resolución por encima de las naciones como anhelo unánime para con nosotros y los demás.
Otras voces más antiguas han sido veneradas, pero su propia divinidad las enajena, y otras más modernas han sacrificado a más seres en aras de la limpieza, creyendo que la cuestión humana era un tema de suciedad, pero estas tres palabras no caducan y son de fácil comprensión sin preparación ni catarsis previa.
La libertad y la igualdad se han batido duro y siguen dándose de tortas, llegará el día a este ritmo en que se queden sin rivales y todo, absolutamente todo ser sobre la tierra será libre e igual, digo será porque yo no alcanzaré a verlo, pero del todo inalcanzable si me echo a dormir.

Hubo una vez un reino cuya justicia consistía en desvelar crudamente todo efecto y sufrimiento de sus actos al acusado, y este elegía su castigo libremente.
La fraternidad  no va muy allá, firmemente quieta como en castigo auto-infligido.

Todos sabemos donde está la felicidad, pero no es eso lo que queremos, ¿verdad?



INGREDIENTES
-Un telediario cualquiera.
-Las otras muchas voces.
-Flora y fauna autóctona.



Vamos allá.


Es difícil hallar caminos que no estén bordeados de vallas y verjas, como queriendo sujetar dentro los olores de sus exquisitas y cuidadas flores.
Por el que emprendí, algunas mansiones están cerradas para siempre como frenopáticos decimonónicos, en cuyos muros, entre el musgo y la hiedra, si se mira con detenimiento, aun se observan muescas de cada humano que tuvo acceso al edificio patibulario, y una pared lisa, como tábula rasa, protegida de inclemencias, para las muescas de salida.
Lo que me sugiere que salían con las prisas de las estrellas estallando, sin tiempo o habilidad para despedirse, o que no salía nadie; mas siéndome tan familiares el aspecto y los pasadizos, descarto esto último.


Alejándome de los bancos de madera vieja y de las hospitalarias fuentes, galopo unas leguas más, hasta la campiña de la batalla.

Me han contado que hay allí dos monolitos, uno por bando, con los nombres gravados de todos los que lucharon.

Carezco de la capacidad social de los mártires, por eso quiero honrarles. Voy buscando las ideas sobrenaturales que me faltan para escribir un buen poema.

La historia es confusa a la hora de desvelar a qué bandera obedecía cada facción, qué generales dirigieron la batalla y a qué bando sonrió la victoria.
Es una batalla fantasma, ningún rey la inicio, ni respondió con ella a una provocación.
Como si acudieran a una cita concertada hace mucho en una cueva se reunieron dos ejércitos dispuestos a molerse a palos.

Encuentro algún vestigio de hoguera y pequeñas lágrimas de bronce fundido, hay huellas de pies descalzos y de cascos de caballo y un silencio inaudito. No veo ni un solo excremento fresco de animal y me entra un poco de miedo.

De pronto, salidos de la nada que no existe, dos vendedores judíos me salen al paso cargados de objetos útiles para la guerra; su primera oferta es mi peso en oro pagadero a  mis descendientes a cambio de recoger con premura mi cuerpo cuando caiga muerto en la batalla y comerciar con él como les plazca, y aunque de primeras creo obtener ganancia pues no acierto a ver tanto beneficio en esta mi constitución ordinaria, los aparto a manotazos como a un mal olor, y a voces según me alejo, aun me ofrecen lanzas, yelmos y escudos, o mejillas, arte e ingenuidad física si lucho por el otro bando.

Francamente confundido e inquieto me siento en un montículo.

Como un nervio sin funda, sin previo aviso ni señal, todos los gritos del mundo súbitamente se esparcen a mi alrededor, ante mis narices tres hombres blancos de fondo oscuro se disponen a violar a una niña. Me reconozco en ellos y con mis propias manos los despedazo en carne fresca.

La niña, tan asustada de un demonio como antes de tres, es mi vivo retrato, sus ojos no sacan el cuchillo y yo la sonrío llorando.


Hoy es la cita antigua y ya he tomado bando.



lunes, 17 de febrero de 2014

SOFRITO AVANZADO

Tal vez solo Dios pueda salvar a la humanidad entera como concepto autónomo de los sentidos, no lo sé, pero a un ser humano, en cambio, solo puede salvarle otro.
También puede condenarle.
Estoy sentado a la misma derecha del ser humano.
El precio del Amor al alcance de un secreto.
Como no sé redondear, huyo con las vueltas prado abajo con los brazos abiertos a velocidad tal que se me vuela la ropa.
No me queda un solo objeto que lleve más de unos pocos años a mi lado.
Tal vez la palabra sea en mí lo único antiguo.
A modo de tejado único sobrevivido a la inundación monumental de 1.001 hogares.




INGREDIENTES
-No pasa el tiempo.
-Abundancia de glóbulos barrenderos.
-Generosos espíritus sinceros.



Vamos allá.


Todo vendrá que se lleve algo, es la profecia del hombre largo tiempo solo.
Mientras encuentro el posible campo de aplicación de mi consciencia la permito hilvanar los otros cinco sentidos.

No sé si alguno fuisteis a ver el último fin del mundo, yo, como podéis imaginar, lo metí en casa.
Los anteriores sucedieron al anochecer, pero este ocurrió al amanecer, como el peregrino que emprende el camino antes del alba o el derrumbe con las primeras luces del insomne.
Nada pierdo si le invito a venirse a vivir a casa con la promesa de nunca más pasar hambre, muy al contrario, de primeras cala en mis huesos las diferencias entre nosotros y nuestros tiempos. Me lo explica como si tuviese 6 años y lo entiendo como el olor a madre.
Ya no tropiezo en esa orquesta de pueblo.

Al principio son siempre las risas de los niños y su avance en un maravilloso cuerpo.
Luego los días, como desbandada de ramas desordenadas, hacen frondoso al árbol. 

El hambriento me enseña a cocinar, el esclavo me confía sus secretos de mazmorra, la mujer me apunta la suavidad de la vida.
Nunca he sido sabio en soledad.

A su mínima expresión reducida, la lengua de las sirenas solo puede atraer ya a los rechonchos, el lenguaje cierto y compacto de los marinos de Ulises nadie hoy se lo entendería.

Siempre que hablamos frente al mar, las olas nos ahorran la mitad de las palabras y termino yéndome a la ventana a descorrer los visillos de la tristeza, dejando que la tenue luz de mi cuarto sea una más entre las del camino que pasa por debajo, camino de pechos descubiertos, de corazón discreto, dispuesto a fomentar el Amor nuestro de cada día, unificado bajo mis pies, a los que meto prisa.
Su dicción está cargada de matices, pero solo los que el eco devuelve puedo entender, solo si los oigo dos veces. Acepto su invitación de la mano señalándome la claraboya como hallazgo del día y por ella salgo, dejando escondido mi testamento entre la colada en favor del siguiente preso.
Había que atravesar la luz, no el túnel.

En vista de los buenos resultados obtenidos con el fin del mundo, amplío mis servicios y salgo a buscar por las calles indecisiones maltratadas, valor de piernas quebradizas, sentimientos moribundos, heridas escondidas y  huérfanos puntos cardinales.
No me olvido de mí, no va de eso.
Subirlos a casa es mi pronto pago a sus lecciones, pero nunca obligados, si no quieren enseñarme ya he aprendido algo, cuando nos conocimos nos abrazamos hasta el fondo.



sábado, 15 de febrero de 2014

FLAMBEADO DE AMBROSÍA SOBRE UN LECHO DE AGUA FRESCA

Como hombre curioso y poeta, adelantado y con dificultades pues, acojo el encargo de una receta dulce, que agrade al paladar y que quien ame sea mejor persona.
Una dirección y un sentido son menester o, en su carencia, una medida y una separación kilométrica.

Besos de dos caras esperando pacientes sus alas, como ángeles esperando sus caballos, tengo en el pecho agolpados y ando querellandome no se vayan a metalizar.

La vida es un continuo y este postre una postura.
Dulce como sacado de un cuento del Dulce Reino Animado en el que las flores caminan por las calles y construyen sus propias catedrales y los insectos se han coordinado en orquesta virtuosa que se impone sin rodeos al torpe tartamudeo de todas mis recetas.

De los montes sagrados de la madres la ambrosía del lactante, de la nubes bajas del amor la hiper-realidad del amante, del algodón aun crujiente el lecho para la sien del fiel caminante.

Rosas como péndulos arriba y abajo los dedos sobre su espalda, la poesía cayéndose a cachos en un sofá de anciana abandonada y la canción que todos nos sabemos como un suceso entre dos épocas cambiándolo todo.

Nunca en este mundo sobra un amor, hasta el más pequeñín hace su labor.



INGREDIENTES
-Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el  encuentro y unión con otro ser.
-Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
-Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.




Vamos allá.


 Ya quisiera yo saber porque sus luces me atraen, bien quisiera poder detener mis pasos siempre equivocados, pero más se aleja el destino cuanto más camino. 

Para mi es un secreto oculto que se llama así.

Caminara yo por sus calles cotidianas haciéndolas más llevaderas, más elevadas; hiciera funcionar yo la piel suya que nadie toca; acicalara yo sus ojos cada mañana con terca armonía. Por tres veces no pude omitir escribir yo, y ya son cuatro, he ahí lo que ella despierta, un yo.

Sublime óvulo de tiempo de vida borrosa como entre espejos, vértigo  y un filón de oportunidades por destilar de la mar de tristezas, he ahí un yo cualquiera.
Cuanto error vino a caer en uno encima pequeño, yo camina por los caminos en pos de Ella, mas es Ella quien a mi se encamina.
Pero ese no es el secreto, eso es nuestro movimiento y lo de antes, el paisaje.

Sé dar de beber con las manos, por eso es que tengo dos, y sé tocar dos frentes a la vez como se tocan dos pechos, si pudiesen ser suyas lo serían, cuánto mundo más abarcarían. Por agravio comparativo mis ojos también resaltan su dualidad, y mis piernas y mis oídos, en menudo lío me he metido.
Menos mal que de lo realmente importante para un hombre solo tengo una, con dos esto hubiera sido de locos en vez de para pacientes. Con dos no hubiera podido evitar tirar por dos caminos en cada cruce, con dos detrás de tantas mujeres hubiera ido en cada encrucijada. Con dos el mismo gozo extraordinario me habría matado. Menos mal que solo tengo una infancia, no menos ajetreada que la del Lazarillo aun cuando más doblegada.

Y ahora es cuando lo doblegado que no partió levanta su mirada como donde la India chocó con Asia; allí, en los picos más altos, en la parte de arriba si miras un mapa, Ella se abre paso desnuda entre la nieve. Es de un calibre superior según se va acercando, en su sangre el miedo es la medicina que le curó, mil veces dada por muerta antes de hoy.
Tomo nota y me aprendo la lección.

Una canción de cuna tímidamente te despierta cuando pasa tu tren, nuestra materia es la materia prima.
Esa desganada predisposición del amor a la grandeza, esa frente suya tan bien iluminada; es difícil no tener sueños como difícil es ser un fenómeno atmosférico nocivo si sucede en primavera, él consigue serlo con soltura, pero yo no dejo de tener sueños.



jueves, 13 de febrero de 2014

PINTXO GANADOR DEL CONCURSO DE QUIMERAS

Según cálculos del divino Platón son doce los millones de años necesarios para que la conjunción del universo coincida exactamente con el día de hoy.
No es de rigor la fe científica, hay que hacer cálculos.

Hoy he recibido un enigmático mensaje de mi extra-mujer que insinúa la derrota y la condena de sí misma. La pena que me ha producido se me ha agarrado a la frente, donde la acaricio.
El corazón que se encoge es una ficción, ni siquiera una metáfora. Ella es la primera mujer que conocí, la que marcó la referencia entre toda mujer.
Nunca he buscado a Dios igual que nunca he vuelto a buscarla a ella, pero ambos me encuentran salvando mi desinterés.
Doce millones de años me caben en la palma de una sola mano. 12, 24, 36, 48 millones de años, me siento un poco viejo, no sé si terminaré el quinto curso aunque sigo trabajando en mi tesis: Adición de dimensiones para la correcta síntesis de flujo de la realidad tal como es y un fino baño de ingenuidad.
No se me llena la boca de verdades como espumarajos, veaseme como al púgil que asesta fieros golpes al aire en sus entrenamientos.
Y si, como tengo comprobado, no se puede servir a dos señores a la vez, quien sigue los movimientos del corazón no diga que sirve a la razón. 
¿A quien no le gustaría resolverse?


INGREDIENTES
-Quien dices que eres.
-Quien dicen que eres.
-Quien eres.


Vamos allá.



Me enfrento a una farragosa ecuación de las tiranías del yo de cinco pisos al menos y demasiadas incógnitas, su incógnita madre es el miedo ante el que yo, que puedo ser bueno, finjo debilidad en ardid de ejército antiguo, la vieja artimaña del escorpión haciéndose el muerto hasta tener a su presa a tiro. Mucho más rápido que una lengua cazadora me aso a su cola como poniendo bandera en tierra de nadie.
Alza el vuelo el miedo conmigo anudado a ella; a pesar del lastre que soporta se eleva por encima de las columnas del mundo, desde donde todo jardín parece honrado y las personas, océanos de fuegos de sempiterna belleza.

Como el preso de primera noche al que el chirrido de la puerta de la celda al cerrarse acobarda las entrañas, rezo por una salvación de orinal.

Me he alistado sin saberlo y no hay deserción posible, metido de lleno en la campaña en dirección al humo. Soy un mesteño.
No sé qué oscuridad abre los ojos dentro de mi, aunque siempre he sabido más de lo que he querido, esta vez me siento acogido por la ignorancia de toda ley, como si el mundo se rigiera por amables caprichos subatómicos y no en el orden que conocemos.
Inevitablemente me quedo dormido, aunque lo retraso lo más que puedo, y por miedo a soltarme durante el sueño me conjuro para soñar pensamientos.
Lo que me falta solo es necesario en caso de asociarme al ciclón sobre la angustia y los temores, y con él me he encontrado, una y otra vez se vuelve a mirarme innatamente seductor. Creeme si te digo que soy su alimento y el riesgo que a su ojo procuro.

De siempre he tenido facilidad para tirar de la lengua a las cosas y a las personas, así me han llegado secretos inconfesables de mi propia historia.

La oscuridad es el ecosistema de la luz y yo su parásito necesario.
Si a la sombra más antigua del mundo le diese por poner letra a todas las canciones que ha oído, una de ellas, serena y sorprendente, sería al amor que tronchando me despertó a otro amor.

Mi brevedad arde si trato de encerrar en ella lo que no tiene edad, de la misma manera se comporta si trato de sujetar el amor o el dolor.

Cuan torpe e imbécil el jardinero que se vanagloriase de crear la Rosa desestimando al sol, la tierra, la lluvia y a todos sus habitantes como colaboradores necesarios, como el partero que se creyese artífice del nasciturus, siendo que ambos, partero y jardinero, pueden ser eliminados o sustituido sin merma para la Rosa o la Vida.

La palabra Hombre es la que más asusta, si digo Hombre chapotean miles de niños a mi  alrededor pavorosamente divertidos, cada gota que me salta a los ojos cegándome momentáneamente es una patraña que tengo que sacudirme, la de Dios en exceso en nosotros y la de la autonomía del Hombre sin ir más lejos, y yendolo, la del Amor necesitado de respiración artificial de muerte herido.

Poner a prueba la independencia y la nueva terrible libertad sin barros en los ojos es como torturar al miedo que deshechó nuestra oferta de eutanasia.
Quisimos que se muriera a sí mismo, su suicidio humanitario, pero el miedo siempre tiene otras fuentes.
¿Y quien le puso el cascabel al gato?
¿Quien probó su independencia y nueva libertad ante los bigotes mismos del miedo?

Ahora si que parecía un bufón subrogado de otra corte, dando un paso al frente me ofrecí voluntario, puse cara de ser más fuerte que una canallada a cielos y piedras y todo lo del medio y dejé ver los barbechos de la ira en mis ojos fustigados de sangre anticipadamente. Contuve la risa y allá me dirigí.

Preguntarme hoy por aquello es como hacer preguntas post-universo. El placer de aquellos días es una cuerda floja hoy. La mística de la realidad no requiere personajes que hablen gloria de ella, no tiene sequías que haya que justificar. Pretensiones se verán, pero todas acabarán de fornicadoras de la fracasería.
¡Ay! de quien al ojear un tomo de Náutica, Astronomía y Navegación no le intimide un estremecimiento.
A más no alcanzo, soy socio genético de la imprecisión, no escribo evangelios sino sucesos.
Aun no me he hecho con branquias para atravesar la mar de ideas, pero estoy en ello, a salvo en mi tolerancia a los paraísos y hallo consuelo en las tormentas, en su resignación a la furia.

Niños y adultos engañan como siempre se han defendido, pero sus corazones ya no saben mentir; se ofrecen para amar, caminan a derribar las puertas del sol, son libres, son otros Hombres.

martes, 11 de febrero de 2014

MADRE EN SU SALSA

Habiéndoseme privado del empírico se me concedió el puro.
Esto va del amor a mi madre.
No está al alcance de los huérfanos perdonar a la muerte, como no está al alcance de esta perdonar a nadie.
Poco importa el camino que se tome en la vida si lo que falta es una impronta que dote de dirección y sentido, se llegará a los sitios como llega la noche, privando sentidos.


INGREDIENTES
-Olores lejanos de vuelta.
-Una vela ante un retrato.
-Fiestas de cumpleaños sin hijo.



Vamos allá.


El tormento de las goteras cada vez que llueve.
Cada vez que llueve dispongo los cubos para no perder ni una gota, así es como vuelve ella, mi madre, igual que se fue, en gotas cayendo de lluvia ahora, saladas entonces.
El tormento de perder una gota solo a otro que conozco se puede igualar, a la soledad de la sequía.
La sequía de los sentimientos y el desesperado futuro haciéndose sitio entre la vajilla.

A priori sé que su último pensamiento fue para mi, que la miraba beodo de niñez y enamorado, por delante de mis cuatro hermanos, pues los tres que me anteceden están ya muertos y la que me sigue está viva, y para sus tareas no necesitan  protección, pero yo a salto de mata entre las noches de unos y otra voy, a caballo entre ambos reinos, vivo y muerto. Como la casa que sin pilares aun se mantiene en pié, faltando a la gravedad y a las aves, necesito su intercesión.

¿Por qué encargaste palabras mágicas para recibirme?

Nunca agradeceré en demasía el idioma que me enseñaste, pero no puedo perdonar que me parieras a un mundo en el que nadie lo habla.
¿Por qué no me pariste despues de muerta allá donde no se habla?
¿Qué mejor sepulcro que tu vientre podría encontrar?
Ella lo comprende y me da la razón a besos.

Lo torpe es torpeza, no espontaneidad. Espontáneo es quererte y torpe mi receta.
Torpeza fue no dejarme echarte un vistazo una vez que me sacaron de tu cama mientras yo creía que pesadamente dormías, torpeza fue decirme que te habías ido al cielo sin mi.
Espontáneo fue no creerles entonces y nunca más por embusteros, espontáneo fue el autismo de los nervios que transmiten el dolor.

No importa donde me hallen, si colgado de una soga o en el lecho de los sudores, siempre bailongos mis pies al ritmo que aprendí dentro de ti.

Yo estuve dentro. Y nunca hubiera salido al alcance de los golpes de los kapos si no me hubieran ofrecido capitanear la flota de Gráinne Mhaol como su mejor almirante.
Bien que me habría ahorrado este trajín de haber empezado por esto.
Solo añadir que he sabido aplicarlo a la vida.
Yo estuve dentro.

jueves, 6 de febrero de 2014

DE FANTAS CON EL NIÑO QUE QUIERE

¿Hay algún alma sin defectillos?

 Si hubiese probado todos los refrescos que se fabrican, con y sin azúcar, lo mismo para colorantes y conservantes, sin excitantes y con ellos, con moléculas energéticas y todas sus posibles mezclas, no habría quedado satisfecho.
Mi inspiración es el tabernáculo taberna o el tótem híbrido entre mandíbula de hiena y cola de lagartija.
Quisiera probar la cocacola pepsicola.

De aquellos vapores íncubos de la infancia, esta niebla posada y reposada.

Oigamos la canción que la banda sigue tocando.



INGREDIENTES
-Domingos por la mañana.
-Energía para subir las cuestas como si se bajasen.
-Un cuento con acertijo en cada agujero, madriguera y ventana.


Vamos allá.

Nadie más hermosamente terrorífico que el hombre del saco.
De todo monstruo se espera algo imaginable, pero ¿qué se puede esperar de un hombre que te mete en un saco de arpillera como si fueras carbón?
Este niño de juegos últimos será luego el hombre que quiere; su horizonte no pasaba de terminar el juego, partido o partida antes de que el desdentado del saco se lo llevara y, si llegaba a la noche, acabar el sueño que empezase.
Pero también hay hombres de carne y hueso que dan sudores atacando en grupo como insectos estrategas, enhollinan al niño a fuerza de quemar sus raíces, como si obedeciesen la orden de cortar las alas a un águila para hacer un árbol.
Me convertí en siete notas revoloteando alrededor. Construyendo tejados por los que escapar gateando pasaba mis días; se trataba de sobrevivir, aunque fuese musicalmente, pero la supervivencia también tenía castigo. Largos encierros con ventana a modo de sutil mortificación.

Solo un diluvio podría limpiarme, cada asalto, cada caricia del abuso, cada día sin merecer el alimento vaya usted a saber por qué, como una lata de pintura negra indeleble en aquella almita.

Estás en el centro del laberinto, solo uno de los cuatro senderos lleva a la salida y no hay posibilidad de retorno ni de alcorce, ¿qué camino tomar?

He ahí la fatalidad de la felicidad. Nada por el camino indica si te equivocaste hasta que es demasiado tarde.
Si golpeas a alguien ya es demasiado tarde para ti, si, como yo, das vida a una encíclica de alcohol ya es demasiado tarde, si entre tus sienes asoma un laurel ya es demasiado tarde.

Es demasiado tarde para aprender a meditar como un mendigo; voy buscando mi sustento entre libros que ya no se venden, tal mariposas sin catalogar que llegan a un paraje asolado por una maderera y entienden que su labor no ha hecho sino comenzar, y que me sirvan, llegado el caso, de alza para besar lo alto.

El riesgo de caída sedujo al niño.
Si podía enturbiar sus ojos hasta desenfocar los objetos e inducirse fiebre si la necesitaba, como no iba a poder querer.
Digamos que era un niño que solo podía fundar pueblos tiernos, como la carcoma haciendo un retablo, se alimentó de todo lo que no fuera ternura para llevar a cabo su empresa.

Hizo de sí otro niño que podría gritar por las calles, remangandose la camisa: ¡Quiero que ella sea reina!
Ella, la Constructora, la Poesía.

Ya no tengo hambre para el pan sucio.
¿Qué fue de mi hambre correlimos que volvía siempre a casa como el buen ganado?, y ¿quien venció la batalla espiritual tan brutal como la lucha cuerpo a cuerpo?

Confesé mi hambre y mi frío y me echaron.
Más allá solo podía haber el fin del mundo, la desemejanza de Dios, a mi espalda, si me daba la vuelta titubeando, rugía el mundo de funambulistas.
Me fue difícil desprenderme del hábito de las posturas religiosas hasta que mis oídos se percataron de las canciones nuevas de amor sin represalias que lejanamente se entonaban; horizontes más fantásticos que cualquier maldición empezaron a caberme en los bolsillos.

La enorme zancada del tiempo ha traído un hombre al niño.
Aun no he gastado mi paga de domingo, me queda algo suelto de la vieja alegría divina.

A pan y agua caliente tracé la cartografía de la comedia.
Entre alcohol y asesinos escribí recuerdos y la historia.
En noches de hielo duro se me insinuaron las mujeres que posaban para Venus.

En los suburbios de la ciudad, donde empiezan los campos y terminan las cloacas, aprendí toda la ciencia desde los primeros hombres a nuestros días.
Rodeado de carnívoros destinos compuse la pompa funeraria de un Niño-Rey enterrado a oscuras.

Yo pasé la hoz, la sangre ya estaba arada y sembrada a mi llegada.
Viene de dentro, no hay que pensar mucho en ello, el amor viene de dentro a toda máquina y no lo malgastaría en mi mismo sabiendo que quizá alguien lo necesite.

¿Hay algún defectillo sin alma?

martes, 4 de febrero de 2014

EVISCERADO, DESOLLADO Y OREADO DE PIEZAS DE CAZA

Por fin nieva sobre mi querida meseta.
La nieve que platea mi sien por segunda vez y consigue que me olvide del tiempo que quema las manos como la nieve y los ojos como madre muerta.
Mis pisadas humillan la tierra desde el principio, pero es hoy, sobre su crujido, cuando percibo su estertor.
A cambio de flotar como ampo al pairo me convertiría en saeta en mortal desuso y condecoraría a un general en la solapa del corazón.
Acercate juicio final, no olvides mis deshonras de piel, ni mis sopapos de aire y desdén.
Ten en cuenta mi pensamiento homicida y mi espíritu elevado cum lauden a juez eterno.

Id, id juntos, copos de nieve, helad mi cráneo enterrado vivo y que su maldición descanse sobre vuestros hombros encogidos.


INGREDIENTES
-Útiles afilados.
-Pulso feliz.
-Agua fresca en ambos bandos.





Vamos allá.


Negro de furia, negro festivo, evisceraría a Prometeo con sumo gusto y me quedaría con el fuego, y nada se atreverían a hacerme esos dioses viejos, greñudos y desdentados como cazadores de mamuts.
Será mi espalda la que se relacione con el castigo.

Venga desarmado el verdugo, soy el desahogador sexual de la sangre, venga a mi a por su primera lección.

Vislumbro la ira soñando pesadamente en mi hígado.
Tan bravas y sabrosas ambiciones he devorado que ni el gusano de la manzana comió más crudo.
La sombra de los hijos es el corpus delicti, y mi castigo es, descreido del infierno, la eternidad sin compañía; infiel de una vez por todas, me perderé el solaz del averno.

Nadie viene a reencarnar a los que estamos aquí, no hay redención para los que son capaces de comer palabras.
El amor embiste como una carroza de ocho caballos nada más poner el pie en la calle, pero no es el paraíso, lo aseguro por que lo quemé; su fortaleza era su debilidad, tan lejanos del fuego malo sus bondadosos huéspedes que ardieron como paja seca de agosto.

La nieve es buen augur para la caza.
Tengo miedo mientras me voy haciendo bueno.
Me poseen todos los genios. ¿alguien que me acompañe a caminar sobre las aguas?
Doctor en eutanasia. Me ha tocado no sufrir más.
Poseo todos los prados verdes, sobre todo los del dolor, pero también los de la risa y mi memoria huele a heno fertilizado de estiércol.
Soy la memoria viva de un mal reparto, ni bueno ni malo; acercaos pequeños, dejad vuestros deseos saludables en la puerta junto a los zapatos. Soy la cura de Dios, perseguidme, tengo un prado para cada uno de vosotros.
No estoy loco, estoy cansado.

Me muero de cansancio, me muero con ganas de dejar caer los brazos.

Nieve clara como el aire frío dueño de los pulmones, imponente como quemadura.

Al moribundo le queda algo de vivo, poco, pero suficiente para cambiar de lecho y que la muerte que vendrá en breve a buscarle se lleve al infeliz que ocupe en usufructo su cama.

domingo, 2 de febrero de 2014

ARTE, ARQUITECTURA Y REPOSTERÍA DE SÍ MISMO

Calígula sometido a la voluntad del miedo atrae y espanta.
Del hipnótico espectáculo de la codicia nadie está salvo, como del influjo adormidera del televisor.
Me pregunto donde estará hoy el ombligo del mundo, ¿en el Bundestag, en Wall Street, en el Vaticano, en Silicon Valley, en el MIT, en Ginebra?, o ¿en los barrios chinos, en Río, en Ankara, en Kuala Lumpur, en el atolón de Mururoa?
Hace unos 2.500 años el centro estaba donde se cruzaron las águilas que liberó Zeus desde los extremos del mundo, es decir, en Delfos; pero agotado hoy el discurso de Zeus y la generosidad de que hizo gala no señalándose a sí mismo como centro del Universo, cada cual se votaría a sí mismo.

En aquel lugar central del mundo levantaron un templo consagrado a Apolo en cuyo frontispicio podía leerse la inscripción "Eis Heautón", conócete a ti mismo, como instrucción reservada a los que entraban al oráculo, no para los que se quedaban fuera.


INGREDIENTES
- Estrictamente, salvación.
- Una asfixiante carcajada.
- Lo que la vida da a cambio de dientes, vista, oído y movilidad.


Vamos allá.

Lo intuyó Dante, aunque se dejó llevar por el bestiario de su época: "Abandone toda esperanza quien aquí entre".
Conocerse a sí mismo es privarse de toda esperanza de volver a la luz de la dulce mediocridad.
Quien crea nuevas conexiones neuronales sirviéndose de la meditación u otros estimulantes ejercicios hace algo bueno, pero tenga en cuenta que las nuevas se añaden a las ya existentes, que el nuevo yo que balbucea no lo hace por destrucción del que ya era, sino por adición. Las nuevas conexiones pueden inspirar haceres nobles, pero las viejas, silenciosas como una enfermedad, nunca firmarán un armisticio.

En el silencio la mente se agranda antes de desinflarse, habla y habla antes de enmudecer como trompeta con sordina. Bajo el flamígero ruido del mundo, sin embargo, la mente se achata hasta hacerse un animal de murmullos, igual de implacable pero revestida de cordero.

Acepta un poder superior, da lo mismo su cualidad, acepta su existencia, dicen y repiten todos y todas, mas no veo como puede ser esa la senda de la pequeñez a la humildad; como la comparación pueda investirse de absoluto no concibo.

Es la compañía espiritual, no la autoridad, de quien pasea de la mano la humildad.

Conocerse a sí mismo es suicidarse para toda la vida, no desde el fondo de desesperación que conduce a las personas a su exterminio, ni desde la juventud apasionada que si en su pupila clava su pupila azul una joven cree conocer todo gozo del que ya no podrá privarse sino muriendo, sino desde la paz del viajero que nunca volverá.

El mundo no está estropeado, de hecho funciona a la perfección. Una simplona mirada desvela la sincronía de sus ritmos, la expansión a la nada del universo entero, el reparto equilibrado de la materia, las zonas de confort para la vida, la casual conciencia motivo de toda alegría, la noche y el día sonando a la vez y todo lo que te quepa observar.

Sé llevar un cuchillo entre los dientes, visto como todos hoy día, de asesino en serie, ya me cubra de piel o plástico.
Aun tiran vírgenes a los volcanes si les dan ocasión y se imponen unos a otros destripando.
Pertenezco a todos los hogares y de todos he escapado, seguro de que mi disculpa llevaría tintes cristianos, la omito.
Ninguna mujer cuidará en adelante de mí, estoy falto de la brutalidad y desdén que necesitan quienes se aman en privado.
Escapé de toda familia, pero no de los caminos que siempre terminan en vuelta.
Cuando vuelva seré un hijo del Sol, poderoso y esperado, mi tez será vieja para la blancura, pero atractiva para el pecado.
¿A quien mentiré prometiéndole la vida?
Que la compasión me alquile.

No puedo admirar a quien siempre ha sido libre, antes me inclino por quienes han lacerado sus manos saltando el espino. Tenaz como un profeta en la suerte de amistad que mantengo con la humareda, superviviente y única heredera del fuego.
Los jueces no tienen autoridad sobre un Cristo, ni sobre un animal.
¿Me conozco a mí mismo?

La Voyager nos traerá noticias de mundos entregados a la lujuria sin medicina para el desgaste, ni recaudador celeste; y allí iremos a convertirlos en nombre de un dios barato propenso a la renuncia y la infame demostración de autoridad.
Lo más selecto y juicioso es huir de esta nación fabricante de rehenes, no a alguna otra no menos bestial, sino a las tripas de esta misma, a los orfanatos, hospitales, prisiones, vertederos, prostíbulos y a todo lugar que se halle a sus espaldas.


Pertenezco a los planes de Noé, llevaré en mi arca pareja de todo bicho viviente menos de humanos, seré otra vez el primer hombre y mis descendientes volverán a esconder sus manchas masacrando a las razas desnudas y libres, volverán a imponer sobre la tierra el riguroso orden de la infamia cuchillo y sexo en mano.

Solo quise hacer un pastel de chocolate amargo.